Crónica:FÚTBOL | 31ª jornada de Liga

El Barça le quita la pelota a la Real

La mejor versión de Riquelme durmió al equipo donostiarra, que encajó goles de Saviola y Kluivert

A la causa madridista ayudó anoche el Barcelona, que descolgó a la Real Sociedad de la cabeza del campeonato en una actuación de cierto mérito, tal y como están las cosas en el Camp Nou, y que como premio le avala como aspirante a la UEFA. Los donostiarras pasaron por el estadio de forma silenciosa, sin grandeza, alejados del fútbol que se les supone y que demanda la Liga en su tramo final. No tuvo frescura ni altura frente a un rival al que la mayoría de contrarios han tomado el pelo, y de ahí el chasco del plantel blanquiazul. Al Barça le alcanzó media hora de ataque primoroso, manejada por ...

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A la causa madridista ayudó anoche el Barcelona, que descolgó a la Real Sociedad de la cabeza del campeonato en una actuación de cierto mérito, tal y como están las cosas en el Camp Nou, y que como premio le avala como aspirante a la UEFA. Los donostiarras pasaron por el estadio de forma silenciosa, sin grandeza, alejados del fútbol que se les supone y que demanda la Liga en su tramo final. No tuvo frescura ni altura frente a un rival al que la mayoría de contrarios han tomado el pelo, y de ahí el chasco del plantel blanquiazul. Al Barça le alcanzó media hora de ataque primoroso, manejada por Riquelme, y otra media de una gran defensa, con De Boer a la cabeza.

Abandonado por su hinchada, acomodada en casa después de una radiante jornada primaveral, y seriamente lastimado, tanto en la conducción como en el despliegue, el equipo azulgrana se reencontró durante un buen rato con la mejor versión de Riquelme, cuyo ronroneo durmió a la Real. La ausencia de Xavi ayudó de alguna manera al argentino a acomodarse en la cancha y a gobernar el partido con una delicadeza extrema. Pese a partir de la posición de volante zurdo, nadie discutió el intervencionismo de Riquelme, expresado en su tendencia a recogerse para armar el último pase, en lugar de abrirse, una maniobra que Sorín entendió a la perfección, o al menos le dobló unas cuantas veces con sentido futbolístico.

BARCELONA 2 - REAL SOCIEDAD 1

Barcelona: Víctor Valdés; Gabri, Andersson, Frank de Boer, Sorín; Overmars (Rochemback, m.74), Cocu (Gerard, m.62), Motta, Riquelme (Nano, m.70); Kluivert y Saviola.

Real Sociedad: Westerveld; López Rekarte, Kvarme, Jáuregui, Aranzabal; Karpin, Aramburu (Boris, m.65), Xavi Alonso, De Pedro (Gabilondo, m.70); Nihat y Kovacevic (De Paula, m.65).

Goles: 1-0, M.12. Riquelme pasa a Saviola que, con un cambio de pie, supera el marcaje de Kvuarme y bate por raso a Westerveld.

2-0, M.26. Overmars centra desde la derecha y Kluivert cabecea a la escuadra.

2-1, M.80. Nihat saca una falta, el balón toca en la barrera y entra en la red.

Árbitro: Ramírez Domínguez, andaluz. Amonestó a Gerard, Gabri, Kluivert.

52.045 espectadores en el Camp Nou.

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Puesto que Motta y Cocu aseguraban la recuperación de la pelota con un doble pivote, Riquelme se asomó por delante y por detrás, como si fuera un trescuartista, y ofreció un repertorio de gestos técnicos preciosos. Empezó por botar una falta que si no acabó en gol fue porque Westerveld se encontró con la bola, servida a pedir de boca del ariete; bajó después hasta el córner derecho del gol sur para oxigenar la zona con un cambio de orientación que quebró el espinazo realista; y después engendró dos goles como dos soles.

El tanto que abrió el marcador reflejó los parámetros del partido: recuperó el balón De Boer, lo sirvió para Riquelme, y el argentino habilitó con un solo toque a Saviola, cuya carrera entre los centrales Kvarme y Jáuregui acabó con un remate a la base del poste. El segundo fue más elaborado, y habla de lo cómodo que estaba en el campo el Barcelona: hasta diez jugadores, todos menos el portero, tocaron el balón 23 veces en un minuto y 13 segundos, para que Kluivert acabara cabeceándolo a la red. Riquelme estuvo igualmente decisivo en la apertura para Sorín, cuyo cambio fue recogido por Overmars, asistente del ariete.

Kluivert ya está acostumbrado a la rechifla de la hinchada, por no decir de la directiva, así que ni se inmutó cuando acertó a la de tres. Jugaban los azulgrana como les daba la gana frente a una Real inanimada, sobrepasada por el partido y el rival, incapaz no sólo de elaborar sino también de parar. Los blanquiazules tardaron medio partido en encontrar la pelota. A la que dieron con ella, sin embargo, se ganaron la divisoria, revolotearon bien por los flancos y el Barcelona se sintió apurado. Falto de Puyol y de Luis Enrique, el Barça defendía con la dentadura postiza, pese a la colocación de Frank de Boer y al interés de Víctor, un portero agresivo y despierto.

La Real se expuso al contraataque azulgrana a la que decidió irse hacia el marco del reaparecido Valdés, sustituto de Bonano, en una decisión que explica la desorientación del Camp Nou. Exigido por la presión forastera, el Barcelona defendía hasta con Kluivert y Riquelme. Abrió bien el campo la Real, pero en ataque estático era mucho menos fiera que con campo por delante.

Riquelme, espléndido en los pases interiores, emborronó su actuación en una última acción que demandaba un remate o un toque para Saviola, que acompañaba la jugada, y no hizo ni una cosa ni otra. Desfondado, Antic le sustituyó y empezó a sacar centrocampistas para intentar llenar la cancha y aliviar el laboro de los defensas.

La Real tenía el cuero y jugaba en feudo azulgrana, pero no encontraba posiciones de remate ni, por tanto, el gol que expresara la mejoría de su fútbol, su superioridad en el entrejuego y le metiera en el partido, hasta que Nihat transformó un libre directo en un remate afortunado con diez minutos de encuentro por delante. Poco tiempo ante la solvencia defensiva de los azulgrana, que cerraron el partido con un blocaje de Víctor Valdés a remate de Xabi Alonso.

Overmars se lamenta de una ocasión fallada.VICENS GIMÉNEZ

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