La hija de Le Pen es elegida vicepresidenta del Frente Nacional

El congreso del Frente Nacional (FN) en Niza se ha cerrado en medio de una crisis sucesoria. El número dos del partido ultraderechista, su delegado general Bruno Gollnisch, ha sido el candidato más votado por los militantes en la elección de miembros del comité central. El resultado confirmó que Gollnisch ha conseguido hacerse con el control de una parte importante del partido. Marine Le Pen, hija de Jean-Marie Le Pen, que en el congreso de 2000 fue la décima personalidad más votada, ahora ha retrocedido hasta el puesto 34, perjudicada por una campaña interna que denunciaba el trato de ...

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El congreso del Frente Nacional (FN) en Niza se ha cerrado en medio de una crisis sucesoria. El número dos del partido ultraderechista, su delegado general Bruno Gollnisch, ha sido el candidato más votado por los militantes en la elección de miembros del comité central. El resultado confirmó que Gollnisch ha conseguido hacerse con el control de una parte importante del partido. Marine Le Pen, hija de Jean-Marie Le Pen, que en el congreso de 2000 fue la décima personalidad más votada, ahora ha retrocedido hasta el puesto 34, perjudicada por una campaña interna que denunciaba el trato de preferencia recibido por Marine de parte de los medios de comunicación. La sombra del nepotismo planeó de nuevo en un FN que ha vivido a menudo sus crisis como peleas de familia.

El voto militante no sirvió para descabalgar a Marine, sino al contrario. Su padre, Jean-Marie Le Pen, presidente del FN, recurrió a una cláusula de los estatutos del partido para nombrarla vicepresidente -hay otros cuatro- y cooptar para el comité central a 20 personalidades próximas a Marine, militantes de menos de 40 años y que ella ha aglutinado a través de un movimiento bautizado Generaciones Le Pen.

Jean-Marie Le Pen cumplirá 75 años en junio y su clásica táctica de enfrentar los clanes del FN entre sí -monárquicos contra fascistas; integristas católicos contra nacionalistas radicales, etcétera- ya no le basta para seguir reinando sobre un FN que gira en torno a su figura y del que controla las finanzas, pero no las opiniones y ambiciones de los militantes. De ahí el objetivo de potenciar la figura de Marine como sucesora. "No entiendo por qué hay quien me declara la guerra", decía con falsa sorpresa Marine mientras su padre tronaba: "Algunos me quieren enterrar pero no estoy muerto", y vaticinaba que "dentro de 10 años aún me veo al frente al FN".

Bruno Mégret, antiguo delegado general de un FN del que fue expulsado tras su fracasada maniobra para suceder a Le Pen, recordó que "en el FN a Marine la conocíamos como 'Papá me ha dicho'. No tiene legitimidad y ninguna envergadura para desempeñar un papel político a escala nacional".

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