Vecinos de Centro denuncian que sus casas llevan años con lonas publicitarias

Los anuncios se instalan a pesar de que no hay obras que los justifiquen

La situación de las lonas publicitarias que cubren algunos edificios de Madrid es caótica. La Ordenanza Municipal de 2001 limita a seis meses el tiempo que estos anuncios pueden cubrir las fachadas en obras. Pero el estatuto no se cumple en todos los casos y ha servido, según la oposición, para dar pie a la picaresca. Hay obras que se eternizan artificialmente para que los propietarios puedan seguir cobrando el dinero que les da el tener un anuncio en la fachada. Mientras tanto, los vecinos de los inmuebles que no son propietarios de los pisos se quejan por vivir tras una lona publicitaria que...

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La situación de las lonas publicitarias que cubren algunos edificios de Madrid es caótica. La Ordenanza Municipal de 2001 limita a seis meses el tiempo que estos anuncios pueden cubrir las fachadas en obras. Pero el estatuto no se cumple en todos los casos y ha servido, según la oposición, para dar pie a la picaresca. Hay obras que se eternizan artificialmente para que los propietarios puedan seguir cobrando el dinero que les da el tener un anuncio en la fachada. Mientras tanto, los vecinos de los inmuebles que no son propietarios de los pisos se quejan por vivir tras una lona publicitaria que les obliga a utilizar durante todo el día la luz eléctrica y que les ha quitado las vistas.

Los inquilinos de la calle de Preciados, 25, en la céntrica plaza de Callao, están hartos del anuncio de la marca de cosméticos que cubre el exterior del edificio. Hace más de dos años, tras la caída de una parte de la cornisa, el Ayuntamiento obligó a los dueños a iniciar las obras de rehabilitación de la fachada.

La familia Rodilla, dueños del inmueble y de la cadena de restaurantes de comida rápida, uno de ellos en el piso bajo del edificio, se puso a ello. Las obras nunca empezaron, pero el andamio y la lona publicitaria llevan más de dos años en la fachada, incumpliendo así la Ordenanza Municipal de Protección del Paisaje Urbano, de 2001. La ordenanza es clara al respecto: "Las lonas publicitarias están condicionadas a la licencia de obras correspondiente y tendrán un plazo máximo de validez de seis meses, que sólo podrá ser prorrogada una sola vez por el mismo plazo".

Forma de financiación

La situación del edificio de Callao es sólo un ejemplo de lo que ocurre en varios inmuebles de la capital. En algunos de ellos, los propietarios recurren a la publicidad como una forma de financiar, por ejemplo, la rehabilitación de la fachada. Por ley, los edificios tienen que estar cubiertos para proteger a los transeúntes. Pero instalar una lona de color verde no da beneficios y poner un anuncio gigante en una zona céntrica de Madrid puede producir unos suculentos beneficios de 12.000 euros (unos dos millones de pesetas) al mes. Ahí está la trampa: los propietarios, en algunas ocasiones, prolongan la duración de las obras para que la lona esté más tiempo expuesta.

Hace cinco años, el Ayuntamiento aprobó una modificación de la antigua ordenanza de 1993 en la que se limitaba el tiempo de exposición de una lona publicitaria a tres meses. El entonces concejal de obras del Ayuntamiento, Enrique Villoria, del PP, afirmó: "Se va a acabar lo de emplear hasta un año para revocar una fachada. Se exigirá que las obras terminen en tres meses, que es lo que duran realmente estos trabajos". En la vigente ordenanza de 2001, el plazo se amplió a seis meses, pero la realidad sigue siendo la misma y las obras continúan eternizándose.

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Desde Gerencia de Urbanismo, se asegura que la ordenanza se está cumpliendo. Sin embargo, fuentes del área manifiestan que no es posible dar datos del número de edificios cubiertos por lonas publicitarias en la capital.

La oposición en el Ayuntamiento considera que el estatuto actual que regula este tipo de anuncios es insuficiente. Tanto la concejal del PSOE y portavoz de obras, Marta Rodríguez-Tarduchy, como la candidata de Izquierda Unida a la alcaldía, Inés Sabanés, coinciden en sus críticas a la ordenanza. Ambas hacen hincapié en que se trata de un dictamen de título engañoso, que no regula el paisaje urbano de la ciudad, sino que se ciñe sólo a los anuncios. Sabanés insiste en que la ordenanza ha abierto las puertas a las trampas de los propietarios que aprovechan las obras para sacar un dinero. "Desde el año 2001 prima más la publicidad que la necesidad de tapar un edificio en obras. Nosotros proponemos otros métodos que no afeen el paisaje, como las lonas con un dibujo del edificio que se está remodelando", afirma.

Rodríguez-Tarduchy asegura que la ordenanza ha sido un fracaso desde su nacimiento: "Es lamentable que Madrid presente esta imagen. Si vas fuera, te das cuenta de que otras ciudades han cuidado mucho más su aspecto". La edil también apunta al "mercadeo" que se está haciendo en la calle con los anuncios de los edificios. "El PP ha hecho de la calle un negocio, donde las empresas se pelean por obtener un trozo de espacio para publicitarse".

Jóvenes frente al número 25 de la calle de Preciados.GORKA LEJARCEGI

Vivir detrás de una cara bonita

Vivir detrás de un anuncio de Loreal no es fácil. Por mucho que lo valga Mila Jovovich. La actriz ucrania, rostro de la famosa marca de cosméticos, es la imagen de uno de los anuncios que desde hace más de dos años cubren la fachada de un edificio de la céntrica plaza del Callao. A los que viven allí, la belleza de la Jovovich les importa poco y sólo sirve para recordarles las incomodidades a las que esta lona de 720 metros cuadrados les somete desde que comenzaron las obras para rehabilitar la fachada: "Es un infierno. Durante el día no entra la luz exterior y hay que estar todo el rato con la luz eléctrica. Durante la noche no podemos dormir bien porque los focos que alumbran el anuncio apuntan directamente a los dormitorios. Además, en verano, el aire no entra bien y el calor que hace es insoportable", explican los huéspedes del edificio.

Ninguno de ellos quiere dar su nombre por temor a represalias. Todos le alquilan el piso a la familia Rodilla, los propietarios de la cadena de sandwiches que tiene allí sus oficinas y cuyo restaurante ocupa las dos primeras plantas del edificio, que no están cubiertas por la gran pantalla publicitaria. Primero fue un anuncio de Terra; luego, otro de Armani, Helena Rubenstein, Levis..., así hasta llegar a la cara de Mila Jovovich. En total, han sido más de dos años con un anuncio en la fachada, lo que incumple la ordenanza municipal según la cual las lonas publicitarias "tendrán un plazo máximo de validez de seis meses".

En el edificio de Callao aún no han comenzado las obras, pero el andamio lleva ya más de dos años levantado. "Yo nunca he visto por aquí a ningún albañil", comenta un empleado de Rodilla. Los huéspedes insisten: "Así no se puede vivir bien. No entendemos cómo el Ayuntamiento permite esto".

César Sanz, encargado en Rodilla de los trámites que acarrean las obras, justifica así el retraso: "La tramitación de la licencia duró casi un año. Se nos han concedido prórrogas y estamos dentro de la legalidad". Efectivamente, el Ayuntamiento prorrogó la licencia a Rodilla en enero de 2003.

Sanz no entiende las protestas de los inquilinos: "A mí me sorprendió gratamente lo bien que se veía el exterior a través de la lona". De todas formas, el empleado asegura que "si el anuncio afecta a los que viven allí, también nos perjudica a nosotros, que tenemos en el edificio nuestro restaurante y las oficinas".

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