Crítica:CLÁSICA

Grandioso y profundo

La Misa solemnis, en re mayor (1819-1823), obra monumental y siempre sorprendente, completa el rostro estético e ideológico de Beethoven dentro de un juego de contrastes que tiene mucho que ver con el barroco, siempre que lo consideremos como punto de partida y aceptación de una herencia que inmediatamente queda modificada por tan emblemática aportación humanística y religiosa. Es más, Beethoven adelanta decidido su paso hacia el futuro. En la aclamación y la elevación de ideas, en los "estallidos" sonoros siempre adheridos fuertemente al significado de los textos, en lo casi hímnico y ...

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La Misa solemnis, en re mayor (1819-1823), obra monumental y siempre sorprendente, completa el rostro estético e ideológico de Beethoven dentro de un juego de contrastes que tiene mucho que ver con el barroco, siempre que lo consideremos como punto de partida y aceptación de una herencia que inmediatamente queda modificada por tan emblemática aportación humanística y religiosa. Es más, Beethoven adelanta decidido su paso hacia el futuro. En la aclamación y la elevación de ideas, en los "estallidos" sonoros siempre adheridos fuertemente al significado de los textos, en lo casi hímnico y lo meditativo, esta inmensa "plegaria por una paz interior y exterior", conmociona desde el drama, la liturgia, las asociaciones y disociaciones sonoras y la legendaria potencia energética de la invención beethoveniana. Todo es grandioso en la Misa en re y desde ella se entiende bien lo que es la profundidad en música.

Ciclo de la ONE

Orquesta y Coros Nacionales de España. Director: Rafael Frühbeck de Burgos. Solistas:Brigitte Hahn, Iris Vermillón, Herbert Lippert y Robert Holl. Auditorio Nacional de Música. Madrid, 11 de abril.

Desde el punto de vista de la interpretación destacó la normalidad posible hoy entre nosotros de una muy alta y exigente calidad en la Orquesta y Coros de la Nacional, en el trabajo de todos y cada uno de los intérpretes, desde Frühbeck de Burgos, director emérito, y el titular del coro, Rainer Steubing-Negenborg, al eminente concertino Sergei Téslia, que dio vida y emoción palpitante a la parte solista de violín hasta cristalizar en un conturbador Benedictus. En el maestro burgalés se advierte, con novísima capacidad renovadora, el paso del tiempo. Y nos enfrentamos entonces con un arte verídico de tantos quilates como el desplegado por el cuarteto solista: la soprano Brigitte Hahn, la mezzosoprano Iris Vermillón, el tenor Herbert Lippert y el bajo Robert Holl.

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