PREGUNTAS CON RESPUESTA

Triste adiós

Fue una de las sesiones más amargas de la Asamblea de Madrid. Último pleno de la legislatura. Y el dolor, la rabia, la impotencia se hicieron ayer verbo en los diputados de la oposición. Y silencio en los del PP. Nadie habló de otra cosa que no fuera la guerra, las bombas. Los parlamentarios de PSOE e IU aprovecharon cada oportunidad de tomar la palabra para mostrar -a veces con un dolor hecho grito- su oposición a la sangre. Callaron los bancos del PP. Callaron tal vez en un reconocimiento silencioso de lo que el corazón les pedía. Ni siquiera tomaron la palabra para defender su posición.
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Fue una de las sesiones más amargas de la Asamblea de Madrid. Último pleno de la legislatura. Y el dolor, la rabia, la impotencia se hicieron ayer verbo en los diputados de la oposición. Y silencio en los del PP. Nadie habló de otra cosa que no fuera la guerra, las bombas. Los parlamentarios de PSOE e IU aprovecharon cada oportunidad de tomar la palabra para mostrar -a veces con un dolor hecho grito- su oposición a la sangre. Callaron los bancos del PP. Callaron tal vez en un reconocimiento silencioso de lo que el corazón les pedía. Ni siquiera tomaron la palabra para defender su posición.

Ay, el silencio. Ese silencio en ocasiones más expresivo que las palabras. La consejera de las Artes, Alicia Moreno, no se mereció ese bajonazo atroz que le dio la socialista Carmen García Rojas. Desmadejada, derrumbada en su escaño, hubo de escuchar las palabras ofensivas dirigidas a ella, el único miembro del Ejecutivo que, desde su independencia, ha mostrado pública y claramente su oposición a la guerra. Quiso hablar, y el presidente Alberto Ruiz-Gallardón le hizo un gesto de silencio. Las lágrimas se cuajaron, por unos instantes, en los ojos de la consejera. Algunos diputados socialistas le mostrarían después su apoyo.

Amargo adiós éste. Ni siquiera el presidente regional pudo despedirse como hubiera querido. Con los diputados de PSOE e IU puestos en pie, en un gesto contra la guerra de Irak, Ruiz-Gallardón dirigió a la Cámara unas bellas y emotivas palabras que no tuvieron eco alguno en el corazón de la oposición. La tarde, sí, era otra. Y los asuntos otros.

Hace unos años, cuando se iniciaron estas crónicas parlamentarias, se traían a estas mismas páginas los bellísimos versos del poeta Kavafis. El viaje a Ítaca.

Hoy, para cerrar este adiós, en esta última crónica, tal vez sería bueno, en esta tarde triste, recordar esos mismos versos, cuando tan cerca está el final del viaje, cuando ya, amargo y triste, se dice adiós a tantas cosas: "Ítaca te regaló un hermoso viaje. / Sin ella el camino no hubieras emprendido. / Mas ninguna otra cosa puede darte (...) Rico en saber y en vida, como has vuelto, / comprendes ya qué significan las Ítacas".

Ha sido, sin duda, un hermoso viaje.

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