Yeltsin saca los tanques para aplastar una sublevación en las calles de Moscú

Al menos 12 muertos y cientos de heridos en enfrentamientos en la capital rusa

Rusia se situó ayer a un paso de la guerra civil. Manifestantes partidarios del Parlamento rompieron a primera hora de la tarde la barrera de policías. alambre de espinos y camiones que aislaba la Casa Blanca y luego se lanzaron a la conquista e Ostánkino, el centro emisor del primer canal, y de la agencia Itar-Tass. Durante unas horas llevaron la iniciativa, pero, entrada ya la noche, el Ejército logró imponerse en ambos centros. Durante mucho tiempo hubo dudas sobre la actitud del Ejército -neutral o favorable a Yeltsin- y no fue hasta entrada la madrugada que el primer ministro, Víktor Cher...

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Rusia se situó ayer a un paso de la guerra civil. Manifestantes partidarios del Parlamento rompieron a primera hora de la tarde la barrera de policías. alambre de espinos y camiones que aislaba la Casa Blanca y luego se lanzaron a la conquista e Ostánkino, el centro emisor del primer canal, y de la agencia Itar-Tass. Durante unas horas llevaron la iniciativa, pero, entrada ya la noche, el Ejército logró imponerse en ambos centros. Durante mucho tiempo hubo dudas sobre la actitud del Ejército -neutral o favorable a Yeltsin- y no fue hasta entrada la madrugada que el primer ministro, Víktor Chernomirdin, aseguró a través del canal ruso de televisión que varias unidades militares se dirigían hacia Moscú "para atajar a los bandidos y garantizar la seguridad".

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En las diferentes batallas que se produjeron a lo largo del día en numerosos puntos de Moscú murieron al menos 12 personas y centenares resultaron heridas y contusionadas. El presidente Borís Yeltsin no dio la cara por televisión en ningún momento del día, uno de los más aciagos de su carrera política. Trece días después de que disolviera el Parlamento y convocara elecciones legislativas anticipadas, sus adversarios encerrados en el Parlamento ruso -Ruslán Jasbulátov, el presidente del legistivo, y el ex vicepresidente Alexandr Rutskói- recuperaron la iniciativa gracias a una espectacular revuelta de miles de manifestantes en Moscú. Durante unas horas, sus adversarios políticos, una amalgama de nostálgicos del imperio, comunistas y gentes perjudicadas por la reforma económica, lo tuvieron contra las cuerdas. Los ciudadanos tuvieron que esperar hasta las once de la noche para que un locutor de televisión leyera un mensaje de Yeltsin, en el que el propio presidente aludía al peligro de conflicto civil en Rusia. Los aventureros, leyó el locutor, están dispuestos "a ponernos en el disparadero de la guerra civil". Y más adelante: "La violencia de la guerra civil no pasará si le barremos el camino". Un posterior comunicado de la presidencia habló de la necesidad de barrer las "inmundicias bolcheviques" y señaló que "la democracia en Rusia ha recibido una dura lección ( ... ), la de que la democracia debe saber defenderse". Por primera vez, los choques armados que han proliferado en los últimos años en muchos puntos de la desaparecida Unión Soviética llegaron ayer al centro mismo de Rusia: Moscú. Después de actuar de manera decidida en una manifestación que rompió todas las barreras policiales que se le pusieron por delante, de penetrar en la Casa Blanca y de ocupar la vecina sede del Ayuntamiento, grupos de voluntarios armados por el Parlamento no dudaron en atacar Ostánkino y Tass, poniendo en marcha un golpe de Estado, sin duda planeado, o la revolución, según el punto de vista que se escoja.

Manifestantes anti-Yeltsin rompen un cordón policial en las inmediaciones del Parlamento Ruso.Oleg Popov (Reuter)