OPINIÓN DEL LECTOR

Hogar del jubilado

Soy una pensionista de 79 años que vive en el barrio de la Concepción. Como a la mayoría de las pesonas de esta edad, me gusta ir a pasar la tarde al Hogar del barrio. Hasta el año pasado íbamos a uno que se llamaba Santísima Trinidad, que estaba en un barracón construido sobre un solar que, al parecer, era propiedad de Asispa. A pesar de su modestia, para nosostros era como nuestra segunda casa, ya que estaba perfectamente acondicionado y por 150 pesetas, disfrutábamos de distintas actividades.

A mediados del año pasado, lo cerraron, ya que el Ayuntamiento ha abierto uno nuevo en la ca...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Soy una pensionista de 79 años que vive en el barrio de la Concepción. Como a la mayoría de las pesonas de esta edad, me gusta ir a pasar la tarde al Hogar del barrio. Hasta el año pasado íbamos a uno que se llamaba Santísima Trinidad, que estaba en un barracón construido sobre un solar que, al parecer, era propiedad de Asispa. A pesar de su modestia, para nosostros era como nuestra segunda casa, ya que estaba perfectamente acondicionado y por 150 pesetas, disfrutábamos de distintas actividades.

A mediados del año pasado, lo cerraron, ya que el Ayuntamiento ha abierto uno nuevo en la calle del Canal de Panamá. Cuál no será nuestra sorpresa cuando hemos visto que en el mismo han ubicado un centro de día de Asispa para personas delicadas.

El espacio para el hogar de personas mayores (alrededor de 1.200 socios) es mínimo y para colmo, no hay más que unas pocas sillas y mesas, de forma que podemos encontrarnos a cuatro señores jugando a las cartas y dos de ellos están sentados y otros dos de pie, porque no tienen dónde sentarse.

El miercóles de la semana pasada, día 26, hubo una reunión con un representante del Ayuntamiento que, ante nuestras protestas y alegaciones, nos dijo que no hay presupuesto para comprar sillas y que, además, como tenemos abono de transporte, podemos desplazarnos a cualquier otro centro de Madrid.

No estamos en edad de andar trotando por Madrid, subiendo y bajando autobuses, para encontrar un hogar en el que poder sentarnos a pasar la noche.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En