Reportaje:ESCAPADAS

'Kitsch' y elegancia en San Remo

El festival de la canción abre la temporada de la ciudad italiana

A las nueve de esta noche empezarán a sonar en el teatro Ariston las últimas canciones de la 53ª edición de un festival que ha hecho famoso a San Remo. Siempre cerca de la primavera y durante casi una semana (en esta ocasión arrancó el pasado martes), la localidad parece ser sólo la bandera de este concurso de la canción popular. Pero, más allá de los estertores festivaleros, San Remo se planta frente al mar, en uno de los bordes de Italia, a 41 kilómetros de Mónaco y a algo menos de la frontera que divide la Liguria italiana de la Costa Azul francesa.

Con casi 80.000 habitantes, se ext...

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A las nueve de esta noche empezarán a sonar en el teatro Ariston las últimas canciones de la 53ª edición de un festival que ha hecho famoso a San Remo. Siempre cerca de la primavera y durante casi una semana (en esta ocasión arrancó el pasado martes), la localidad parece ser sólo la bandera de este concurso de la canción popular. Pero, más allá de los estertores festivaleros, San Remo se planta frente al mar, en uno de los bordes de Italia, a 41 kilómetros de Mónaco y a algo menos de la frontera que divide la Liguria italiana de la Costa Azul francesa.

Con casi 80.000 habitantes, se extiende a lo largo de una bahía enmarcada por dos cabos: el Verde y el Negro. Reina en la llamada Riviera de las Flores, donde crece buena parte de la producción de la floricultura italiana. Como en un conjuro que quisiera borrar un festival de pasiones melódicas, brillos y pelucas, en San Remo crecen las flores que luego adornan el escenario y los palcos de la Ópera de Viena. Su suelo vio crecer al escritor de Las ciudades invisibles, Italo Calvino, que nunca la olvidó.

Una reliquia.

La Pigna, la ciudad vieja, es un tesoro arquitectónico. Se erige en el centro geográfico de la ciudad, data del siglo XII y está prácticamente intacta en sus alineamientos. Silencio, humedad, sombras y fresco acompañan a esta zona de San Remo. La pequeña catedral de San Siro, de estilo románico-gótico y centro de peregrinación, es su monumento más importante.

Un rincón a la última.

La avenida de Mateotti, en el centro moderno, concentra los negocios de la moda italiana y muchos de los mejores restaurantes, iconos de la rica gastronomía regional.

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El puerto.

Poblado de embarcaciones lujosas y abriendo el arco de las playas más amplias de San Remo, el puerto tiene doble vida. Con la luz, desde aquí se pueden realizar excursiones para avistar ballenas. De vuelta en tierra, en sus inmediaciones se encuentran originales tiendas de decoración. Y cuando se va el sol se encienden las luces de unos bares de lo más kitsch, que se convierten más tarde en improvisadas pistas de baile. Antes se puede cenar pescado fresco en restaurantes que montan sus mesas sobre la arena.

El casino.

Para los locos por el juego, un espacio de tres plantas estilo Liberty abierto las 24 horas. Aquí nació en 1951 el famoso festival de San Remo y hoy se suman a los juegos tradicionales otros más modernos como el videopóquer.

Un paseo imperial.

El llamado paseo de la Emperatriz bordea la costa urbana con sus palmeras literalmente imperiales. La zarina María Alexandrovna, mujer de Alejandro II, que pasó un invierno de la segunda mitad del siglo XIX en la ciudad, donó en reconocimiento las primeras palmeras que tuvo San Remo, las que hoy todavía se mueven cada tarde según el suave viento marino.

Una visita fuera de la ciudad.

A 10 kilómetros hacia la montaña se encuentra Bussana Anticha, una pequeña población destruida a principios del siglo XX por un terremoto. Abandonada entonces por su peligrosidad, se transformó en una ciudad fantasma hasta que en los años veinte un pintor francés se convirtió en el primer artista okupa. Hoy, con luces de velas e instalaciones caseras de agua, la ocupa una comunidad de artistas de todo el mundo, que vive de las obras vendidas a los turistas.

Una playa.

A ocho kilómetros en dirección a Francia se extiende la playa I Tre Punti, en el cabo Verde. Provista de olas de tubos perfectos, es un punto apreciado por los surfistas, en cuyo entorno también proliferan bares, restaurantes y albergues variopintos.

Riviera de Poniente, en San Remo. Las primeras palmeras del paseo fueron donadas por la zarina María Alexandrovna.M. ANCENAY

GUÍA PRÁCTICA

Datos básicos


- Prefijo telefónico: 0039.

Cómo llegar

- San Remo se sitúa a unos 140 kilómetros del aeropuerto de Génova y a 65 del de Niza (Francia). Para trenes: www.trenitalia.it.


- Iberia (902 400 500). A Niza, desde Barcelona y Madrid, por 135,44 euros. A Génova, desde Barcelona, 162,43, y desde Madrid, 206,43 euros. Ambas ofertas, última salida, 31 de marzo.


- Air France (901 11 22 66), a Niza desde Madrid y Barcelona, hasta el 5 de marzo, 109 euros más tasas.

Dormir


- Hotel Nazionale (0184 57 77 77). Avenida de Mateotti, 3. Cuatro estrellas. Para apreciar todos los lujos de la ciudad. Habitación doble, 196.


- Hotel Beau Rivage (0184 50 50 25). Lungomare Trento y Trieste, 53. En la zona del puerto, un bed & breakfast de tres estrellas. Desde 75 euros.

Comer


- Trattoria del Porto (0184 50 19 88). Plaza de Bresca, 9. Pescado, pasta y todo tipo de pizzas. Unos 20 euros.


- Paolo e Barbara (0184 53 16 53). Via Roma, 47. Cocina de autor; hay quienes van a San Remo sólo para probar sus platos. Unos 100 euros.

Información


- Oficina de turismo de San Remo (0184 590 59 y www.rivieradeifiori.org).

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