Crítica:CRÍTICA

Más difícil todavía

Aquejado de dudas interiores y más atento a la venganza que a la aplicación de la justicia (Batman), más bufón que auténtico portador de valores (La Máscara) o lleno de carencias emocionales (Spiderman), los superhéroes actuales, no obstante, comparten características comunes: llegan hasta donde no lo hacen ni la policía ni las leyes, viven vidas desdobladas entre una cotidianidad rutinaria y una nocturnidad de excitantes aventuras; conocen el amor, aunque rara vez pueden vivirlo en su plenitud.

Todas estas características convergen también en Daredevil, uno más de los personajes...

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Aquejado de dudas interiores y más atento a la venganza que a la aplicación de la justicia (Batman), más bufón que auténtico portador de valores (La Máscara) o lleno de carencias emocionales (Spiderman), los superhéroes actuales, no obstante, comparten características comunes: llegan hasta donde no lo hacen ni la policía ni las leyes, viven vidas desdobladas entre una cotidianidad rutinaria y una nocturnidad de excitantes aventuras; conocen el amor, aunque rara vez pueden vivirlo en su plenitud.

Todas estas características convergen también en Daredevil, uno más de los personajes de cómic creados en la factoría Marvel aunque, como es lógico, dada la natural necesidad de vender, dotado de características diferenciales peculiares. Nacido en la Cocina del Infierno, el barrio marginal de Nueva York, que, ya adulto y superhéroe, seguirá figurando en el cenit de sus desvelos; hijo de clase obrera y con una grave minusvalía que le afecta cuando es apenas un niño (la ceguera, ahí es nada), conquistará tanto una posición social como abogado, con su nombre de Matt Murdoch, como excepcionales e inexplicables poderes ultrasensoriales que lo hacen virtualmente indestructible.

DAREDEVIL

Director: Mark Steven Johnson. Intérpretes: Ben Affleck, Jennifer Garner, Michael Clarke Duncan, Joe Pantoliano, Jon Favreau, David Keith. Género: aventuras fantásticas. EE UU, 2002. Duración: 100 minutos.

En esta primera aventura, que tendrá continuidad, entre otras cosas porque tras su clausura quedan vivos (casi) todos los personajes de esta entrega, habrá de todo: una explicación sobre sus orígenes, sobre su proceso de adquisición de competencia, más una historia de amor y un super-malvado de cuyas perversiones y acciones punibles se tomará cumplida venganza. Como se trata de aplicar un modelo ya conocido, no hay otra novedad que no sea la de la forma de actuar del protagonista; eso sí, convenientemente arropado de un arsenal de efectos especiales que, a no dudar, es el único reclamo de la función. No es ni mejor ni peor que sus antecesores, aunque Mark Steven Johnson, aquí director y guionista, no es Tim Burton, por supuesto; gustará a los amantes de este tipo de personajes y a quienes van al cine convenientemente munidos de palomitas e ingenuidad a raudales; para todo el resto, es mejor la abstención.

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