UN PAÍS DE CINE / DVD / | 'El amor perjudica seriamente la salud'

Un hombre de éxito

Madrileño de 1953, licenciado en Imagen en la Facultad de Ciencias de la Información, se inició en el cine como script y ayudante de dirección (entre otros, con Jaime de Armiñán, José Luis García Sánchez y Ana Belén), hasta que en 1991 filmó su primer largo, Salsa rosa, por el que fue nominado al Goya como mejor director novel. Al año siguiente, con su ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?, Rosa María Sardá obtendría el Goya a la mejor actriz de reparto. Todos los hombres sois iguales, en 1994, alcanzaría el Goya a la mejor actriz, Cristina Marcos, y el...

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Madrileño de 1953, licenciado en Imagen en la Facultad de Ciencias de la Información, se inició en el cine como script y ayudante de dirección (entre otros, con Jaime de Armiñán, José Luis García Sánchez y Ana Belén), hasta que en 1991 filmó su primer largo, Salsa rosa, por el que fue nominado al Goya como mejor director novel. Al año siguiente, con su ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?, Rosa María Sardá obtendría el Goya a la mejor actriz de reparto. Todos los hombres sois iguales, en 1994, alcanzaría el Goya a la mejor actriz, Cristina Marcos, y el de mejor guión. Con su siguiente película, Boca a boca (1995), sería su actor principal, Javier Bardem, quien se alzaría con el Goya al mejor actor.

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Pero más que los premios oficiales, Gómez Pereira ha recibido el apoyo del público (con excepción de su hasta ahora última película, Desafinados, en 2001), gracias a haber reconvertido "la socarronería vulgar en fina ironía, el grosero trazo por el apunte medido, las interpretaciones aceleradas y toscas por el trabajo calculado". Según Beatrice Sartori, Gómez Pereira es "el cineasta que puede ofrecer el balance más deslumbrante de toda la historia del cine español, habiendo convertido cada una de sus películas en el taquillazo correspondiente al año en que fueron estrenadas".

Para el autor, las razones del éxito quizá consistan en su visión de la vida, a veces irónica y a veces amarga: "Intento no reírme de las desgracias, pero sí relativizar algunas cosas para no caer en el error de tomarme demasiado en serio a mí mismo", tal como hacen sus admirados Billy Wilder, Blake Edwards y Stanley Donen: "Espero que el éxito comercial me dé más libertad para hacer lo que me apetece. Las películas pasan, se comentan y son efímeras, así que no podemos vivir de las herencias: lo más importante es seguir adelante con tu propia búsqueda".

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