Francis Montesinos rescata el calor africano en sus diseños

Los acabados artesanos se abren paso en la nueva moda valenciana

La segunda jornada de la VI Pasarela del Carmen con las propuesta para el otoño-invierno de 2004 ha discurrido con mejor nivel y perspectivas que la primera, dejando ver nuevas preocupaciones estéticas e inquietudes formales. El tratamiento artesano en los terminados y una acentuada voluntad colorista han sido las características más notables. El fin de fiesta estuvo a cargo de Francis Montesinos y su inspiración africana.

La primera jornada había sido cerrada por Carlos Haro, que abusó de las transparencias y dejó ver una clara influencia de Montesinos y de los sevillanos Vicctorio & L...

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La segunda jornada de la VI Pasarela del Carmen con las propuesta para el otoño-invierno de 2004 ha discurrido con mejor nivel y perspectivas que la primera, dejando ver nuevas preocupaciones estéticas e inquietudes formales. El tratamiento artesano en los terminados y una acentuada voluntad colorista han sido las características más notables. El fin de fiesta estuvo a cargo de Francis Montesinos y su inspiración africana.

La primera jornada había sido cerrada por Carlos Haro, que abusó de las transparencias y dejó ver una clara influencia de Montesinos y de los sevillanos Vicctorio & Lucchino, con una cierta ampulosidad que opacó su mejor mérito: unos abrigos resueltos a base de un variado pastchwork. Ya en la segunda jornada la apertura estuvo a cargo de La Cantante Calva, un dúo dinámico que no teme la transgresión y la cultiva. El desfile fue exclusivamente de moda masculina donde se hablaba de un ligoteo algo sórdido, según se vea, pero aderezado con notable sensualidad y una estética trasch. La ropa propiamente dicha se dejaba ver claramente a pesar de una puesta en escena tan dura, y donde imperaba los falsos descuidos, las costuras a vista, los manchados y degradados con la presencia puntual del cuero falso y la tela de camuflaje. Hay que seguir de cerca lo que hacen estos chicos de La Cantante Calva.

Le siguieron Tonuca y Noelia Navarro con colecciones serenas y divertidas en que la primera usó joyas de papiroflexia e insistió en un patrón de desarrollos romboidales que a veces se resolvía en un falso evasé y otras como dibujo de marquetería; la segunda por su parte se centró en el color chocolate y en el popelín de listas americanas con un resultado agradable y muy ponible.

Alejando Sáez de la Torre, reafirmó su dominio del vaquero neomoderno, su capacidad para mezclar colores fuertes y desarrollar asociaciones insólitas de diferentes tejidos y texturas; Por Fin! tiene un estilo propio y perfectamente distinguible. Continuó Alex Vidal con una colección comprometida con el lujo y cerró Francis Montesinos con una versión lúdica y muy elaborada de su inspiración africana.

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