La subida del 0,3% en el IPC de EE UU aleja el riesgo de deflación

El índice de los precios al consumo creció un 0,3% durante en enero en Estados Unidos, el mayor incremento en nueve meses, pero no tanto como para inquietar a los agentes económicos. De hecho, la cifra fue acogida como indicio de que no hay peligro de deflación en la primera economía del mundo. La energía contribuyó de forma crucial a la subida.

El 0,3% anunciado ayer por el Departamento de Trabajo puso sordina al 1,6% de incremento en los precios al por mayor dado a conocer el día anterior, que hizo temer por un despunte inflacionario que obligara a retocar la estrategia de dinero bara...

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El índice de los precios al consumo creció un 0,3% durante en enero en Estados Unidos, el mayor incremento en nueve meses, pero no tanto como para inquietar a los agentes económicos. De hecho, la cifra fue acogida como indicio de que no hay peligro de deflación en la primera economía del mundo. La energía contribuyó de forma crucial a la subida.

El 0,3% anunciado ayer por el Departamento de Trabajo puso sordina al 1,6% de incremento en los precios al por mayor dado a conocer el día anterior, que hizo temer por un despunte inflacionario que obligara a retocar la estrategia de dinero barato de la Reserva Federal. La nueva cifra dejó las cosas en su sitio, en línea con las previsiones de los economistas que vaticinan un incremento del IPC para el conjunto del año en torno al 2,5%, una décima por encima del registrado en 2002. La tasa interanual queda ahora en el 2,6%.

El análisis de los componentes del índice coloca a la energía como decisivo factor inflacionario, con una subida del 4% (8,6% para el combustible para la calefacción, 6,6% para la gasolina, 4,6% para el gas natural), inesperadamente contrarrestada por una pérdida del 0,2% en productos alimenticios. Excluidos estos factores volátiles, la inflación básica se mantuvo en enero en un controlado 0,1%.

El despunte de enero fue interpretado como una muestra de actividad que quita razones a quienes han teorizado sobre el riesgo deflacionario, la caída de precios que agrava la desaceleración económica. "No veo ninguna señal de deflación", comentó el día anterior James Dimon, primer ejecutivo de Bank One.

Dimon hablaba en Boca Ratón (Florida), donde varios directivos de grandes compañías norteamericanas celebran una reunión anual. Un sondeo entre estos ejecutivos revela que la mayoría cree que la economía estadounidense va a seguir débil durante este año y que los potenciales beneficios de sus empresas deberán proceder del control de gastos y de incrementos en productividad.

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