Gamesa Aeronáutica quiere ser independiente

El fracaso en la creación de Alerion lleva a las vascas Gamesa e ITP a marcar estrategias independientes

El sueño de Alerion, el primer grupo aeronáutico español con una facturación conjunta de 700 millones de euros, fruto de la unión de las firmas vascas Gamesa Aeronáutica e ITP, ha durado poco más de diez meses. Ambos negocios funcionan y ambos cuentan con distintas perspectivas. Mientras ITP se centra en los motores busca director general tras nueve meses de interinidad, Gamesa recupera el proyecto de crear un gran grupo aeronáutico y salir a Bolsa, aunque no se marca plazos.

Nadie quiere hablar del reciente pasado y todos huyen de la palabra fracaso. Como en un pacto de caballeros pres...

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El sueño de Alerion, el primer grupo aeronáutico español con una facturación conjunta de 700 millones de euros, fruto de la unión de las firmas vascas Gamesa Aeronáutica e ITP, ha durado poco más de diez meses. Ambos negocios funcionan y ambos cuentan con distintas perspectivas. Mientras ITP se centra en los motores busca director general tras nueve meses de interinidad, Gamesa recupera el proyecto de crear un gran grupo aeronáutico y salir a Bolsa, aunque no se marca plazos.

El modelo de Gamesa Aeronáutica no pasa por vender sino por sumar fuerzas en el mundo para crecer y tener mayor autonomía

Nadie quiere hablar del reciente pasado y todos huyen de la palabra fracaso. Como en un pacto de caballeros prescinden del acuerdo fallido y piensan en el negocio propio. En ambos casos se rechaza que las conversaciones supusieran un parón en la actividad y consideran que el negocio marcha bien para la ralentización que tras el 11 de septiembre de 2001 con el atentado de la torres gemelas en Nueva York ha tenido todo el sector.

"Gamesa no vende Gamesa Aeronáutica". Juan Ignacio López Gandásegui, consejero delegado de Gamesa, es tajante cuando le apuntan sobre la posibilidad de abandonar la actividad de diseño y fabricación de partes estructurales de aeronaves. Así, recuerda que su plan estratégico 2002-2004, anterior a Alerion, ya apostaba por crear un grupo aeronáutico "más fuerte, con identidad propia y que salga al mercado". El modelo de Gamesa no pasa por vender el negocio a un socio financiero sino por sumar voluntades dentro del mundo aeronáutico porque consideran que dar una mayor autonomía a este área de negocio es "necesario" para crecer.

Mientras ésto no se produzca, López Gandásegui insiste en que Gamesa Aeronáutica es una unidad más del grupo. En todo caso, la búsqueda de la autonomía de esta división les obliga a no abandonar la idea de eventualmente sacarla a Bolsa, sin embargo, dada la situación de incertidumbre de los mercados, no creen que sea el momento oportuno.

Aunque apuestan por crear un grupo mayor no se trata de una "obsesión", ya que la firma, según Gandásegui, ha cumplido bien el presupuesto de 2002, "pese a la crisis del sector". En todo caso, tiene la vista puesta en el extranjero donde aseguran que están muy bien considerados. "Nos hemos adaptado a la nueva situación del sector. A la reducción de carga de trabajo de Embraer y seguimos siendo rentables. Este año empieza la fase de producción de programas que estaba en desarrollo y eso nos va a permitir seguir creciendo", asegura López Gandásegui.

La actividad aeronáutica, afectada por la significativa bajada de contratación de aeronaves que se produjo tras el 11 de septiembre de 2001, registró un descenso en la facturación del 31%, mientras que el beneficio bruto cayó un 21%. El conjunto de Gamesa en el primer semestre de 2002 logró un beneficio neto consolidado de 30,3 millones de euros, un 25% más que el logrado en los seis primeros meses de 2001. la previsión es cerrar el año con un beneficio neto atribuible de 77 millones de euros, un incremento del 25%.

La puesta en marcha de un programa con Bombardier (CRJ 700/900) y otro con Embraer (ERJ 170/190) les va a permitir crecer en aeronáutica los próximos años. Además en Gamesa esperan con ansia que en breve el Ministerio de Defensa se decante por la compra de helicópteros Apache de Boing. Esta decisión pondría en marcha el acuerdo firmado por las dos empresas para fabricar en España en exclusiva para todo el mundo las palas de este helicóptero. El acuerdo supondría unos ingresos anuales de 30 o 40 millones de euros durante 15 años.

Si Defensa se decide por esta propuesta, Gamesa llevará su producción a Coasa en Ourense, una planta que con la crisis del sector está prácticamente parada y en la que se crearían 200 nuevos empleos. "Con los problemas de Galicia creo que la decisión se vería bien", señala López Gandásegui. La división aeronáutica emplea a 1.800 personas y el total del grupo a 5.000.

Dirección interina

Pero más allá de Gamesa Aeronáutica, está la otra pata del grupo que no llegó a ser, Industria de Turbopropulsores (ITP), especializada en motores de aviación. Al poco de anunciarse la integración, Joaquín Coello, director general en la época, abandonó el cargo por dicrepancias con el proceso de integración. Desde entonces la empresa vive con una dirección interina, algo que los socios anuncian se va a acabar en breve. Ahora, Coello es asesor de Gamesa.

El volumen de negocio total del grupo ITP, fue en 2001 (últimos datos oficiales) de 371 millones de euros, un 43% más que en el ejercicio precedente, incremento que se traslada en igual cuantía en los resultados netos del grupo, que ascienden a 33 millones de euros. El capital de la sociedad se reparte entre Rolls Royce, que cuenta con el 47%, y Turbo 2000, sociedad participada por la Sepi y la ingeniería vasca Sener.

Ni Rolls, ni Sener ni Sepi consideran que nada haya cambiado en el proyecto ITP que ayudaron a fundar. Un portavoz de Sener asegura que se trata de una empresa "de primer nivel y con un equipo humano que la ha situado entre los grandes de la industria aeronáutica". Los tres socios confirman su apoyo tecnológico y financiero y desde Sepi, que no tiene planes de privatización, se rechaza cualquier parón en el proyecto.

Juan Ignacio López Gandásegui.LUIS ALBERTO GARCÍA

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