Un puesto en la cola para tramitar papeles en Exteriores 'cuesta' 300 euros

Varias personas venden su sitio a los que quieren legalizar documentos

dLa noche es larga para los que hacen cola ante el Servicio de Legalizaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores. Cientos de personas intentan conseguir alguno de los 200 números que el ministerio reparte cada día, de 9.00 a 14.00, para poder tramitar documentos notariales, judiciales, comerciales o referentes a la enseñanza y hacerlos válidos en el extranjero. Pero varios ciudadanos suramericanos se sitúan en los primeros puestos de la cola cada noche para vender, por entre 50 y 300 euros, su privilegiada situación a los que llegan cuando el sol comienza a iluminar Madrid.

A p...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

dLa noche es larga para los que hacen cola ante el Servicio de Legalizaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores. Cientos de personas intentan conseguir alguno de los 200 números que el ministerio reparte cada día, de 9.00 a 14.00, para poder tramitar documentos notariales, judiciales, comerciales o referentes a la enseñanza y hacerlos válidos en el extranjero. Pero varios ciudadanos suramericanos se sitúan en los primeros puestos de la cola cada noche para vender, por entre 50 y 300 euros, su privilegiada situación a los que llegan cuando el sol comienza a iluminar Madrid.

A pesar del frío, el pasado miércoles, a las cinco de la mañana, ocho personas esperaban ya su turno a las puertas del Ministerio de Asuntos Exteriores. Cuatro de ellos estaban allí desde la medianoche. A las seis y media, alrededor de 150 personas formaban ya una larga cola.

El Servicio de Legalizaciones, situado en la calle del General Pardiñas, 55, es atendido por sólo dos funcionarias. Hace un año, el trámite de homologación de documentos era rápido: poco más de cinco minutos. Ahora se ha convertido en un verdadero calvario para aquellos que necesitan el visto bueno del ministerio. Sólo 200 personas son atendidas cada día. Eso lo saben algunos profesionales que se dedican a coger sitio y venderlo a los que llegan tarde. El precio oscila entre 50 y 300 euros.

Son las cuatro de la mañana y Gabriela, una joven latinoamericana, se encuentra desde poco antes de la medianoche encabezando la cola que recorre gran parte de las calles de Padilla y General Pardiñas. Ha decidido dormir allí con una manta para asegurarse la legalización de sus certificados de estudios. Una simple firma, que espera conseguir tras varios infructuosos intentos. "Ésta es la tercera vez que vengo. Con tanta gente esperando y tan sólo dos funcionarias atendiendo, la única manera de conseguirlo es pasar aquí la noche", explica.

Falta poco para las nueve. La oficina está a punto de abrir sus puertas. Marta llega en ese momento, debe partir hacia Mozambique el viernes y le urge legalizar unos papeles. Pasa rápidamente junto al enorme segmento de gente, que ya alcanza las 350 personas, para ocupar un lugar al final de la cola. Un hombre que ocupa uno de los primeros sitios le ofrece su puesto por 80 euros. "¿Cómo voy a pagar esa cantidad si el trámite de legalización es gratuito? No me queda nada más que volver mañana muy de madrugada. ¡Esto es el colmo!", exclama escandalizada.

Negocio rentable

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Cuanto más adelante, más euros se cobran por el puesto. Varias personas ofrecen su singular mercancía de viva voz: "¡70 euros el sitio!", declaman rápida y repetidamente, emulando a los revendedores de entradas a las puertas de un estadio de fútbol. Saben que hacen algo ilegal, pero no les importa, ya que un día "bueno" les puede llegar a aportar de 150 a 200 euros. Algunas noches el negocio no les es rentable, porque cuando llegan hay ya mucha gente y se tienen que ir.

En el Servicio de Información Diplomática no quieren dar explicaciones sobre estos sucesos. Se limitan a indicar por escrito, con fecha del pasado jueves, que "esta semana se ha habilitado ya de manera definitiva una sala que acoge a las personas que acuden al servicio de legalizaciones. Cada una es atendida según el orden de llegada". La lentitud de estos trámites ha repercutido fuertemente en el sector empresarial que concurre a licitaciones tanto en España como en el extranjero.

Dado que los documentos que se presentan están redactados en el idioma del país donde se efectúa la licitación, tienen que obtener la firma del traductor legal en el menor tiempo posible. Y como los concursos públicos tienen fechas y horas exactas de cierre, "muchas empresas temen perder sus licitaciones por causa de esta demora", dice María Teresa Rodríguez, directora administrativa de la empresa Traducciones y Mecanografías, que explica que su compañía ha dejado de gestionar este servicio por la imposibilidad de garantizarlo en un tiempo determinado.

Decenas de personas hacían cola el pasado jueves frente al Servicio de Legalizaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores.GORKA LEJARCEGI

Archivado En