Reportaje:

'Ignasimaratón' para 100 pueblos

El candidato socialista toma el pulso a los problemas ciudadanos en su 'Marcha por el cambio'

"Buenos días, señora, usted se preguntará qué es esto, ¿verdad?". Es la Marcha por el cambio, el recorrido por 100 ciudades y pueblos que el PSPV ha preparado para que el candidato a la Generalitat, Joan Ignasi Pla, tome el pulso a las preocupaciones ciudadanas y el partido recoja a partir de encuestas sus sugerencias para elaborar el programa electoral, explicó ayer con detalle una militante a una vecina del barrio valenciano de Patraix a la salida del mercado de Jesús. Y como se trata de acercar al político al ciudadano, agarró por el codo a Pla y se lo presentó a la señora, que respo...

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"Buenos días, señora, usted se preguntará qué es esto, ¿verdad?". Es la Marcha por el cambio, el recorrido por 100 ciudades y pueblos que el PSPV ha preparado para que el candidato a la Generalitat, Joan Ignasi Pla, tome el pulso a las preocupaciones ciudadanas y el partido recoja a partir de encuestas sus sugerencias para elaborar el programa electoral, explicó ayer con detalle una militante a una vecina del barrio valenciano de Patraix a la salida del mercado de Jesús. Y como se trata de acercar al político al ciudadano, agarró por el codo a Pla y se lo presentó a la señora, que respondió sorprendida: "Ah, le conozco de verle en la tele".

La segunda jornada de la Marcha por el cambio, una gira que hasta marzo llenará la agenda de Pla de centenares de citas en las tres provincias valencianas, arrancó ayer en el mercado de Jesús, para desplazarse después a Mislata y acabar en el partido del Valencia frente a la Real Sociedad en Mestalla. Pla, acompañado por el candidato a alcalde de Valencia, Rafael Rubio, saludó y conversó brevemente con los potenciales votantes de la mañana, vendedores y compradores del mercado, a los que concejales de la ciudad y militantes "de toda la vida", como Francisca Torres, de 82 años, repartían folletos, bolígrafos y encuestas en las que plasmar su opinión sobre medidas para solucionar los problemas de seguridad ciudadana, la educación, el paro, el tráfico, ruido, las basuras, ayudas a personas mayores, fomento a la cultura... "Sí, sí, me parece bien todo, póngalo", respondió una clienta del mercado con la cesta de la compra llena a las posibilidades de solución que ofrece la encuesta a distintos problemas, mientras un hombre se excusaba por no detenerse: "Es que voy sin gafas".

"Se trata de retomar el contacto con la gente de manera directa", dice Pla

La campaña trata de "retomar el contacto con la ciudadanía de manera directa" y llegar a ella mediante cuestionarios que la hagan partícipe de la preparación del programa electoral y permita saber al PSPV "qué es lo que la gente espera", explicó ayer Pla. "Está siendo una experiencia muy positiva, estamos recibiendo apoyo de la gente, que nos dice que esto hay que cambiarlo", abundó a su lado Rubio. "Hay que recuperar el sentido de ciudadanía y que la gente vea a los partidos políticos como elementos vivos y activos", añadió Pla sobre la intensa campaña de dos meses por toda la Comunidad Valenciana, un baño de realidad semejante al que llevó hace meses a la candidata socialista a la alcaldía de Madrid, Trinidad Jiménez, a organizar, en el ya conocido como Trinimaratón, hasta 10 actos diarios, desde misiones con los bomberos a reuniones con prostitutas.

El tour de Pla, con su imagen presidiendo un enorme autobús blanco, comenzó el pasado jueves con un madrugón en medio del frenético ritmo de Mercavalencia, seguido de la alocada carrera de los viajeros que llegan en tren a Valencia para trabajar y sin tiempo para rellenar encuestas, del bullicio popular del mercado de El Cabanyal, y las preocupaciones vecinales en un barrio, el de Campanar, acosado por la violencia y marginalidad del hipermercado de la droga. El candidato a la Generalitat se encontró en la calle con comerciantes que prefieren al PP, otros que le votarán porque "arreglará la vida a todos", una vendedora que le pidió "una paga extra", otra mujer que le preguntó cómo su hijo, con un sueldo de 100.000 pesetas, podrá casarse y comprar piso, y vio desfilar con aire cansino a los drogadictos que buscan su dosis en Campanar. Hoy, aunque haga frío, la campaña le llevará a vestirse de corto para jugar un partido de fútbol que suelen disputar inmigrantes ecuatorianos y colombianos en el viejo cauce del Turia.

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