OPINIÓN DEL LECTOR

Malas pulgas

Carlos Martínez Gorriarán no es un cura; le cuadra mejor la figura de obispo. No le van nada las cosas ocultas, tampoco la discreción. No, él nació para figura visible de algo, e igual resulta que es el obispo de Roma. ¿No es el Papa quien decreta las excomuniones? Aunque por sus maneras parece pertenecer más bien a la milicia. Un sargento chusquero o... bueno, ascendámoslo a capitán: a sacar pecho y prietas las filas. Le encantan las cifras y el machaqueo.

Y tiene razón en su carta, nunca pertenecí, y jamás he dicho lo contrario, a su corte celestial. Aunque sí quiero recordar que cuan...

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Carlos Martínez Gorriarán no es un cura; le cuadra mejor la figura de obispo. No le van nada las cosas ocultas, tampoco la discreción. No, él nació para figura visible de algo, e igual resulta que es el obispo de Roma. ¿No es el Papa quien decreta las excomuniones? Aunque por sus maneras parece pertenecer más bien a la milicia. Un sargento chusquero o... bueno, ascendámoslo a capitán: a sacar pecho y prietas las filas. Le encantan las cifras y el machaqueo.

Y tiene razón en su carta, nunca pertenecí, y jamás he dicho lo contrario, a su corte celestial. Aunque sí quiero recordar que cuando ¡Basta ya! realizó su primera intervención ciudadana, antes de Ermua, él no se adhirió ni a la intervención ni al comunicado, que se lo presenté yo. Por aquel entonces, prefería entretenerse escribiendo cosas para algún proyecto de Elkarri. Quizá en aquella época aún fuera un intelectual vasco, antes de pasar a ser, como en la actualidad, un intelectual galáctico. En fin, si por la omnipotencia fuera, diríamos que es Dios, pero para eso tendría que ser omnisciente, y Carlos Martínez Gorriarán no se entera de casi nada.

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