La ciudad del vicio

Grand Theft Auto 3: Vice City, secuela del juego más vendido el pasado año para PlayStation 2, ha elevado las expectativas hasta poner a los jugadores en fila india frente a las tiendas el día de su lanzamiento. En las calles de Liberty City, escenario de la anterior versión, se podía leer en algunas vallas un premonitorio "Nos vemos en Vice City" y la gente de DMA/Rockstar, sus programadores, ni han faltado a la cita ni han defraudado a su legión de seguidores.

Para entender este fenómeno hay que ir por partes. A pesar del nombre del juego, ésta es en realidad la sexta entrega d...

Grand Theft Auto 3: Vice City, secuela del juego más vendido el pasado año para PlayStation 2, ha elevado las expectativas hasta poner a los jugadores en fila india frente a las tiendas el día de su lanzamiento. En las calles de Liberty City, escenario de la anterior versión, se podía leer en algunas vallas un premonitorio "Nos vemos en Vice City" y la gente de DMA/Rockstar, sus programadores, ni han faltado a la cita ni han defraudado a su legión de seguidores.

Para entender este fenómeno hay que ir por partes. A pesar del nombre del juego, ésta es en realidad la sexta entrega de una saga que se lanzó para ordenadores PC en 1997 y que ha evolucionado hasta dar con la fórmula del éxito. El guión es siempre parecido. El jugador interpreta a un vándalo que se debe al mejor postor. Su principal cualidad es su pericia a los mandos de cualquier vehículo: sus servicios son requeridos por las distintas organizaciones criminales para realizar escapadas tras los atracos o asesinatos. Sin embargo, la ambición lleva a Tommy Vercetti, el protagonista, a ampliar sus criminales horizontes para escalar posiciones en el hampa y no duda en ejecutar a las víctimas. El juego está destinado a un público adulto.

A través de misiones que se le irán asignando, el jugador descubre una historia de delincuencia y extorsión que le llevará a intentar completar el juego. Sin embargo, no tiene por qué enlazar una misión con la siguiente y ahí radica gran parte del éxito; aunque no haya sido hasta la quinta entrega cuando se le ha empezado a reconocer.

A sus pies el jugador tiene toda una ciudad, Vice City, inspirada en Miami, por la que puede campar a sus anchas. Durante un tiempo puede robar un taxi, porque así es como se consiguen los vehículos en GTA: arrancando al legítimo propietario del volante a plena luz del día, y dedicarse a recoger pasajeros para llevarles a su destino en el tiempo asignado; o puede coger una ambulancia y llevar enfermos al hospital; o dejar la ambulancia y meterse a repartidor de pizzas; o invertir el dinero ganado comprando negocios...

Hay tantas cosas que hacer en Vice City que el jugador puede acabar olvidando que hay una historia que descubrir a través de más de 100 misiones. Al cuidado entorno tridimensional que reproduce una luminosa ciudad costera hay que sumar una banda sonora compuesta por éxitos de la década de 1980 que engloba todos los estilos. Son ocho horas de música divididas en distintas emisoras de radio que llevan nombres acordes al estilo de música que programan, tales como Flash FM o Radio Espantoso. La calidad de la música ha provocado que se comercialice, de forma independiente y como BSO del juego.

En la nueva entrega se incluye la posibilidad de conducir motocicletas, pilotar avionetas y helicópteros, además de haberse ampliado el parque de coches y vehículos marítimos. El sistema de estrellas de nuevo indica cuán buscado es el protagonista. Si el número es bajo sólo tendrá a la policía pisándole los talones, pero como no sea un poco discreto puede acabar con el SWAT y el Ejército tras de sí. Lo peor del título es que no se han molestado en doblarlo al castellano cuando en la versión original el actor Ray Liotta pone voz al protagonista.