Crítica:ROCK

Las dos horas de Fito Cabrales

Lo hizo al principio de la gira y lo ha vuelto a hacer al final. Fito Cabrales, esta vez sin colaboraciones externas y reducida la banda al formato escaso de cuarteto de rock más un saxo, volvió a llenar una sala en Madrid dos días seguidos y a triunfar estrepitosamente, sin que sus conciertos fueran excesivamente promocionados.

La numerosa afición de este bilbaíno respondió y se vio correspondida por una actuación vibrante en la que resalta la asombrosa fluidez del diálogo de Fito y Batiz con sus guitarras.

Se diría que Fito y Batiz van con ellas tocando hasta el lavabo, porque ...

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Lo hizo al principio de la gira y lo ha vuelto a hacer al final. Fito Cabrales, esta vez sin colaboraciones externas y reducida la banda al formato escaso de cuarteto de rock más un saxo, volvió a llenar una sala en Madrid dos días seguidos y a triunfar estrepitosamente, sin que sus conciertos fueran excesivamente promocionados.

La numerosa afición de este bilbaíno respondió y se vio correspondida por una actuación vibrante en la que resalta la asombrosa fluidez del diálogo de Fito y Batiz con sus guitarras.

Se diría que Fito y Batiz van con ellas tocando hasta el lavabo, porque lo contemplado en su actuación es un ejercicio de virtuosismo en el que muchas veces no se distingue qué partes están ensayadas y cuáles son fruto de la improvisación en el momento.

Fito & Fitipaldis

Fito Cabrales (voz y guitarra), J. Alberto Batiz (guitarra, slide y coros), Ricardo Cantera (batería), Javier Alzola (saxo y coros) y Roberto Caballero (bajo). Sala Divino Aqualung. 15 euros. Madrid, viernes 20 y sábado 21 de diciembre.

Blues, rythm'&'blues, rock an roll del clásico, swing, rockabilly, baladas, toques de rock latino y hasta funki -con un sorprendente e inesperado momento Maceo Parker- fueron los palos que Cabrales y los suyos tocaron en una actuación de casi dos horas y en las que casi no hacía falta que cantara, porque la audiencia se adueñaba instantáneamente de las letras de las canciones.

Decir que lo mejor de Fito es su nivel de composición en un género que no vive sus momentos más altos de popularidad, es repetirse.

Pero, por más que aún no haya obtenido el mismo reconocimiento a nivel de medios que Andrés Calamaro o Robe Iniesta, Fito Cabrales demuestra que canciones suyas como Para toda la vida, Perro viejo o Rojitas las orejas son pequeños clásicos del rock en castellano.

También dedicaron los artistas varios momentos del concierto al delicado arte de tocar instrumentales y revisaron, con marcha rockera, el Quiero beber hasta perder el control, de Los Secretos. Tras tres años de girar con innegable éxito por toda España, le llega ahora a Fito el momento de descansar y preparar un nuevo disco que los amantes del rock tierno y hecho aquí deben comenzar de seguro a esperar ya con impaciencia.

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