Belinchón muestra unas fotografías inéditas sobre paisajes de transición

El artista expone en Pamplona la serie en color 'Suburbia'

Sergio Belinchón (Valencia, 1971), último ganador del prestigioso premio de pintura contemporánea española L'Oreal, ha creado una inédita muestra fotográfica por encargo de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) que el joven fotógrafo expone en la sala de cultura Carlos III de Pamplona hasta el próximo 19 de enero. Consta de once fotografías a color de gran tamaño que inmortalizan espacios.

Belinchón ha llamado Suburbia a la exposición que retrata lugares ya desaparecidos, el extrarradio de una gran ciudad (Madrid) en la que las obras públicas transforman el medio rural para co...

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Sergio Belinchón (Valencia, 1971), último ganador del prestigioso premio de pintura contemporánea española L'Oreal, ha creado una inédita muestra fotográfica por encargo de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) que el joven fotógrafo expone en la sala de cultura Carlos III de Pamplona hasta el próximo 19 de enero. Consta de once fotografías a color de gran tamaño que inmortalizan espacios.

Belinchón ha llamado Suburbia a la exposición que retrata lugares ya desaparecidos, el extrarradio de una gran ciudad (Madrid) en la que las obras públicas transforman el medio rural para convertirlo en una red de carreteras y barrios.

"Todo es fotografiable, todo es seriable, la mirada debe ser capaz de detenerse sobre todo. Incluso sobre aquello que no es fotográfico", explica Juan Antonio Álvarez Reyes en el catálogo de la exposición. El fotógrafo valenciano, que cuenta ya con una dilatada serie de exposiciones en galerías europeas y estadounidenses, transforma los terrenos creativos. En este caso se ayuda del ordenador para retocar lo que la cámara de gran formato capta, una serie de áridos paisajes de obra pública, cuando ya no son lo que eran pero tampoco lo que serán.

Al emplear recursos pictóricos tradicionales del paisajismo, Belinchón crea, dando volumen a la imagen con gruesos bastidores de madera, bellos tableaux que enlazan con un sentimiento romántico. Escorrentías, torres de luz y maquinaria pesada pueblan una desolada panoplia de recursos de luz, una grandeza apagada en la que se percibe el gigantismo del desarrollo urbano desde una matizada perspectiva crítica.

El camino emprendido por Belinchón, ya plasmado en su serie Ciudades efímeras o en los trabajos sobre la explotación abusiva de la costa mediterránea, transita por uno de los senderos en los que se desarrolla la fotografía contemporánea, el alemán. El suyo es el testigo más reciente de la cantera de creadores germanos, cercano a autores como Thomas Struth, Thomas Ruff, Andreas Gursky o Cándida Höffer.

Belinchón consigue sublimar el paisaje cotidiano, embellecer lo que no es bello, el fruto de una agresión urbana a un medio rural. Sublimar el banal paisaje cotidiano para producir la inquietud en el espectador es un recurso que el artista valenciano consigue mediante trucos pertenecientes a la historia del arte, juegos de perspectiva, simetrías o planos alejados.

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La muestra es, finalmente, una reflexión sobre el papel preponderante de la pieza ausente: el ser humano. No aparece en las imágenes. No está. Pero su voluntad intervensionista sobre el hábitat es el motor de estas fotografías.

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