Cartas al director

Triángulo ilegítimo

Leo, no sin cierta dificultad provocada por su enrevesado estilo burocrático, el artículo de Ana Palacio publicado en este diario el pasado lunes 16 de diciembre. Una de esas joyas que uno no puede dejar pasar sin hacer algún comentario sobre ciertas afirmaciones que presenta.

Escribe nuestra ministra de Exteriores en su alhaja burocrática: "Porque la Unión (Europea) se legitima -si no principalmente- por su eficacia en solucionar los problemas de sus ciudadanos a través de la adopción de medidas y la puesta en común de recursos que arbitra el triángulo Consejo-Comisión-Parlamento". Y d...

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Leo, no sin cierta dificultad provocada por su enrevesado estilo burocrático, el artículo de Ana Palacio publicado en este diario el pasado lunes 16 de diciembre. Una de esas joyas que uno no puede dejar pasar sin hacer algún comentario sobre ciertas afirmaciones que presenta.

Escribe nuestra ministra de Exteriores en su alhaja burocrática: "Porque la Unión (Europea) se legitima -si no principalmente- por su eficacia en solucionar los problemas de sus ciudadanos a través de la adopción de medidas y la puesta en común de recursos que arbitra el triángulo Consejo-Comisión-Parlamento". Y dice Palacio, posiblemente si darse cuenta, una gran verdad: la UE (y sus principales aparatos institucionales) se legitima por todo lo que quiere, excepto a través de aquello por lo que debería legitimarse: el voto de sus ciudadanos.

La eficacia de la Unión en la gestión de los problemas de estos ciudadanos es algo discutible. Lo que no se presenta como discutible es que dentro de este triángulo institucional, la Comisión propone, el Parlemento dicta y el Consejo aprueba sin que ningún ciudadano europeo haya votado directamente a los individuos que tan eficientemente manejan los asuntos de Europa. Esto, señora ministra, se llama déficit democrático en su complicado lenguaje burocrático. Y con este déficit, ya puede la UE y sus principales instituciones legitimarse a sí mismas de cualquier manera, que sus decisiones y acciones seguirán siendo ilegítimas.

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Además, es esa falta de representatividad la que provoca que los ciudadanos europeos se sientan cada vez más lejos de los organismos de la UE que teóricamente los representan. Y así seguirá siendo mientras que los valores de democracia que tanto llenan la boca de políticos como Palacio no se hagan efectivos a un nivel práctico: con unas elecciones europeas. Mientras tanto, y a pesar de lo que escribe nuestra ministra, Comisión, Parlamento y Consejo seguirán siendo

un triángulo ilegítimo (al menos, desde un punto de vista democrático).

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