El presunto asesino del ultraderechista Pim Fortuyn confiesa el crimen

Volkert van der Graaf, el ecologista radical acusado del asesinato del líder ultraderechista holandés Pim Fortuyn, ha confesado por primera vez el crimen. Después de haberse negado a colaborar con la policía desde su detención, efectuada el pasado 6 de mayo, ha declarado ante los fiscales que mató al político ya que se estaba convirtiendo en una fuerza imparable y peligrosa para la sociedad nacional. "Su forma de acaparar la atención con sus declaraciones y de estigmatizar a los grupos más desfavorecidos eran un auténtico riesgo", ha señalado. También ha admitido que planeó el crimen en solita...

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Volkert van der Graaf, el ecologista radical acusado del asesinato del líder ultraderechista holandés Pim Fortuyn, ha confesado por primera vez el crimen. Después de haberse negado a colaborar con la policía desde su detención, efectuada el pasado 6 de mayo, ha declarado ante los fiscales que mató al político ya que se estaba convirtiendo en una fuerza imparable y peligrosa para la sociedad nacional. "Su forma de acaparar la atención con sus declaraciones y de estigmatizar a los grupos más desfavorecidos eran un auténtico riesgo", ha señalado. También ha admitido que planeó el crimen en solitario y nadie le ayudó.

Ahora que Van der Graaf ha reconocido los hechos y está dispuesto a colaborar con las autoridades, podrá dar comienzo el estudio psiquiátrico sobre su personalidad solicitado por los jueces. El detenido será internado de forma temporal en el centro Pieter Baan, especializado en este tipo de pruebas, y que debe elevar su informe a los tribunales antes de que comience el juicio, previsto para marzo del próximo año.

Arrestado minutos después del crimen en el aparcamiento de una emisora de radio de la ciudad de Hilversum, donde Fortuyn fue abatido a tiros, Volkert van der Graaf había permanecido en silencio hasta ahora. Su única reacción ante lo sucedido fue la huelga de hambre que protagonizó durante dos meses largos como protesta contra la vigilancia de que era objeto en su celda. Para evitar un intento de suicidio, las cámaras de vídeo y la luz permanecían siempre encendidas. Dicha situación ya se ha suavizado.

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