La corporación de Bancaixa y CAM carece de medios un año después del acuerdo de creación

Las cajas todavía no han cedido las acciones de las empresas que iban a compartir

Julio de Miguel y Vicente Sala, presidentes de Bancaixa y la CAM, firmaron hace un año el acuerdo de creación de una corporación financiera para agrupar sus participaciones en diez empresas, la mayoría auspiciadas por la Generalitat, que sumaban 21.200 millones de pesetas, 127,4 millones de euros. Un año después, la corporación ha acordado unos estatutos que restringen su capacidad al margen de los órganos de ambas cajas y ha elegido un equipo de dirección. Pero carece de contenido puesto que todavía no se ha formalizado la cesión de título alguno.

Los consejos de ambas entidades aproba...

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Julio de Miguel y Vicente Sala, presidentes de Bancaixa y la CAM, firmaron hace un año el acuerdo de creación de una corporación financiera para agrupar sus participaciones en diez empresas, la mayoría auspiciadas por la Generalitat, que sumaban 21.200 millones de pesetas, 127,4 millones de euros. Un año después, la corporación ha acordado unos estatutos que restringen su capacidad al margen de los órganos de ambas cajas y ha elegido un equipo de dirección. Pero carece de contenido puesto que todavía no se ha formalizado la cesión de título alguno.

Los consejos de ambas entidades aprobaron el 15 de noviembre de 2001 crear una corporación financiera participada al 50% apenas unas horas después de que el PP impusiera en las Cortes Valencianas su mayoría absoluta para designar a los representantes de la Generalitat en Bancaixa. Otro tanto había sucedido en la elección de los representantes de la Administración autonómica en la CAM.

La creación de la corporación fue saludada por José Luis Olivas, presidente de la Generalitat y entonces vicepresidente del Consell, como un acuerdo "estratégico". El sueño de una posible fusión entre las dos grandes entidades financieras de la Comunidad Valenciana para constituir la tercera caja de España por volumen de negocio cobraba cuerpo desde la perspectiva política.

Pero la vertiente empresarial del acuerdo tiene otros tiempos. El apretón de manos que los presidentes de las dos cajas escenificaron hace un año fue forzado por los fotógrafos. Y ambos se encargaron de recalcar que compartir ciertas inversiones no suponía renunciar a la competencia. Un año después, la corporación tiene estatutos y un consejo para dirigirla. Pero nada más.

La constitución oficial de la corporación se produjo el pasado mes de septiembre. Una fuente del Instituto Valenciano de Finanzas afirmaba entonces que la corporación debía gozar de independencia para actuar al margen de los vaivenes políticos que afectan a las cajas. Pero la entidad nació con sus facultades muy restringidas. Cualquier inversión de envergadura, superior a 15 millones de euros, debe contar con la aprobación de los respectivos órganos de gobierno de ambas entidades.

Una segunda reunión oficial del consejo apenas pasó revista a la situación de las empresas que ambas cajas tienen previsto compartir, entre ellas una notable participación en Terra Mítica, el Hospital de La Ribera, la sociedad rectora del mercado de futuros de cítricos FC&M o Euroinfomarket, todas ellas impulsadas por la Generalitat y deficitarias. También están sobre la mesa tres fondos de capital riesgo, Invercova I y II y Valencia de Fomento Empresarial, con resultados desiguales. Y una participación del 6% en Aúrea, empresa concesionaria de autopistas, llamada a ser la joya de la corporación.

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Lo único que ambas cajas comparten, según fuentes de la corporación, es un asesor fiscal. Eduardo Beut, ex delegado territorial de la Agencia Tributaria y consejero y vicepresidente de la corporación, asesora a las dos entidades.

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