Más bibliotecas
Me alegro muchísimo de que se abra el Museo del Prado las tardes del domingo y festivos; espero que hayamos influido en ello la Asociación de Amigos del Museo del Prado (cuyas cuotas son desgravables). También he leído recientemente que no avanza la biblioteca Leguina, ésa que se proponía (ya sólo iniciar) Ruiz-Gallardón en el edificio viejo de cervezas El Águila. Y yo quería aportar alguna sugerencia sobre ésta y otras bibliotecas.
Aunque está en Madrid, la Biblioteca Nacional es utilizada por los investigadores, y aunque existe la biblioteca del Ateneo de Madrid, que abre todos los dí...
Me alegro muchísimo de que se abra el Museo del Prado las tardes del domingo y festivos; espero que hayamos influido en ello la Asociación de Amigos del Museo del Prado (cuyas cuotas son desgravables). También he leído recientemente que no avanza la biblioteca Leguina, ésa que se proponía (ya sólo iniciar) Ruiz-Gallardón en el edificio viejo de cervezas El Águila. Y yo quería aportar alguna sugerencia sobre ésta y otras bibliotecas.
Aunque está en Madrid, la Biblioteca Nacional es utilizada por los investigadores, y aunque existe la biblioteca del Ateneo de Madrid, que abre todos los días 15 horas, también convendría tener en Madrid una biblioteca que, como muchas de Estados Unidos (país donde bastantes bibliotecas son fundadas y mantenidas por mecenas grandes y pequeños) esté abierta 24 horas al día todos los días al año.
Un ejemplo: en Seattle, en Estados Unidos, sede de Microsoft, te puedes documentar sobre Freud abuelo y nieto a las cuatro de la mañana. En cambio, aquí la Biblioteca Nacional cierra sábados tarde y domingos; las bibliotecas universitarias cierran el fin de semana, salvo algunas que abren el sábado por la mañana, y muchas bibliotecas de barrio y de ciudades del extrarradio de Madrid, como Colmenar Viejo, cierran a las nueve de la noche, así como sábados, domingos y festivos, y un mes de verano. Algunas abren el sábado, pero en muchos barrios ni siquiera hay bibliotecas.
A la vez, en España, los pisos son en propiedad, pero también más pequeños que en Europa Occidental. Y, por otro lado, hay poca tradición de lectura -a pesar de nuestro héroe nacional de papel-, de ahí que pocos chicos y chicas puedan estudiar o leer en su casa.
Igualmente, un domingo de invierno debería ser el momento ideal para reunirse los clubes de lectura con vistas a que puedan ir hombres a ellos, y no sólo amas de casa mayores y mujeres jóvenes en paro. Hay una buena cantidad de bibliotecas de los institutos de secundaria que se usan muy poco. Propongo que se abran al barrio donde están y se conviertan en bibliotecas municipales, con más personal pagado, y que abran hasta las diez de la noche, y que los fines de semana y en verano funcionen como salas de estudio para los estudiantes y como sede de préstamo de libros para todos los ciudadanos.