Columna

Tres mujeres

Era el debate más importante. El debate del Proyecto de Ley de Presupuestos defendido por una mujer, la consejera de Economía Magdalena Álvarez, y con otras dos mujeres, Teófila Martínez y concha Caballero, defendiendo las respectivas enmiendas a la totalidad de sus grupos, PP e IU. Independientemente de lo demostrado por cada una de ellas en sus intervenciones, el hecho de ser tres mujeres, en nombre del Gobierno y de dos grupos, las que han defendido las distintas maneras de entender las necesidades de la comunidad y, por tanto, de repartir el dinero, ha sido relevante, se mire cómo se mire....

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Era el debate más importante. El debate del Proyecto de Ley de Presupuestos defendido por una mujer, la consejera de Economía Magdalena Álvarez, y con otras dos mujeres, Teófila Martínez y concha Caballero, defendiendo las respectivas enmiendas a la totalidad de sus grupos, PP e IU. Independientemente de lo demostrado por cada una de ellas en sus intervenciones, el hecho de ser tres mujeres, en nombre del Gobierno y de dos grupos, las que han defendido las distintas maneras de entender las necesidades de la comunidad y, por tanto, de repartir el dinero, ha sido relevante, se mire cómo se mire. No es habitual. Seguramente es el único Parlamento en España en el que se puede producir un hecho así y, por ser importante, deberían destacarlo los telediarios nacionales. Esas tres mujeres no son iguales, cada cual es absolutamente diferente de las demás, sus actitudes y convicciones políticas son diferentes, su manera de enfrentarse a los asuntos las distancia, la pertenencia a partidos diferentes las individualiza, es decir, no tienen nada que ver unas con otras y, sin embargo, aunque no todas las mujeres se sientan representadas en cada una de ellas, todas las que tenemos claro que nada será justo hasta que las mujeres y los hombres compartan la vida en todas sus facetas, sí podemos decir que esa circunstancia del debate de ayer fue importante, no porque las tres mujeres demostraran ser extraordinarias políticas, sino porque cada cual pudo dejar demostrada su capacidad política, y eso no es ni mucho ni poco, ni tampoco concesión masculina, es justicia, por más que en unos partidos haya más convicción feminista que en otros y, desde luego, haya más en la izquierda que en la derecha. Incluso entre las mujeres. Justicia y no otra cosa es el hecho de que en un debate de tanta importancia política, el de más importancia política, excepción hecha del debate de la comunidad, tres de entre los protagonistas hayan sido mujeres. El hecho, primero en su especie, 'desensimismó' al Parlamento que, aunque cada vez menos, sin embargo es todavía tan masculino. Otra cosa fue lo que cada una de las tres mujeres dejó demostrado y que no tiene nada que ver con su condición y su género, sino con su ideología, su capacidad y sus conocimientos. Exactamente igual que pasa con los hombres. Ni más ni menos.

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