El Incasol colaborará con la empresa privada para construir más pisos sociales

El Instituto Catalán del Suelo (Incasol en sus siglas en catalán), organismo dependiente del Departamento de Obras Públicas, multiplicará sus promociones de vivienda social en los próximos años sin hacer por ello grandes cambios presupuestarios. Esto será posible porque actuará en colaboración con los promotores inmobiliarios privados. El cambio de orientación de la empresa pública suscita interrogantes entre algunos arquitectos de prestigio como Ricard Pie, que desconfían de que el inminente acercamiento a los agentes privados suponga pérdida de control de los precios de las viviendas.
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El Instituto Catalán del Suelo (Incasol en sus siglas en catalán), organismo dependiente del Departamento de Obras Públicas, multiplicará sus promociones de vivienda social en los próximos años sin hacer por ello grandes cambios presupuestarios. Esto será posible porque actuará en colaboración con los promotores inmobiliarios privados. El cambio de orientación de la empresa pública suscita interrogantes entre algunos arquitectos de prestigio como Ricard Pie, que desconfían de que el inminente acercamiento a los agentes privados suponga pérdida de control de los precios de las viviendas.

Desde que la Generalitat creó Incasol hace 22 años ha invertido 1.050 millones de euros y ha levantado más de 55.000 viviendas: el equivalente al patrimonio inmobiliario de ciudades como Sabadell y Terrassa. El consejero de Política Territorial, Felip Puig, presentó ayer en el Colegio de Arquitectos de Cataluña la exposición titulada La ciudad nueva, que hace balance del trabajo efectuado hasta ahora por la empresa pública.

El tono inequívoco de autocomplacencia de la exposición se intensifica más si cabe al referirse a los proyectos del futuro: entre los años 2000 y 2007 el Incasol prevé actuaciones en 2.700 hectáreas de suelo residencial que permitirán construir 66.000 viviendas. Los directivos del instituto destacaron ayer el hecho de que siempre se han autofinanciado con las operaciones que llevan a cabo sin necesidad de recurrir a los Presupuestos de la Generalitat. Este criterio, que para unos es uno de sus principales activos, para otros, como el arquitecto Ricard Pie, constituye 'uno de los pecados originales que han condicionado excesivamente la trayectoria del Incasol'. En el libro editado coincidiendo con la exposición, Pie no se muerde la lengua al afirmar: 'El mercado del suelo es un mercado demasiado salvaje para intentar domesticarlo sin un esfuerzo público decidido'. Más adelante el urbanista añade: 'El hecho de necesitar rentabilizar sus operaciones como cualquier promotor lo condicionará gravemente'.

En la sección virtual de la exposición se defiende el modelo de colaboración entre el Incasol y los ayuntamientos calificándolo de ejemplar. Algo con lo que tal vez discrepen algunos alcaldes del área metropolitana de Barcelona. El arquitecto Santi Juan, ratifica esta idea al escribir que en la citada publicación 'la acción estratégica de Incasol,muy probablemente ha sido más eficaz en núcleos alejados de la región metropolitana'.

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