Oryx niega todas las acusaciones

Ayer, EL PAÍS, en la primera parte de una serie de dos historias sobre el Estado mafioso de Zimbabue, hizo unas acusaciones contra la empresa Oryx Natural Resources y su presidente, el empresario omaní Thamer Said Ahmed al Shanfari, basándose, entre muchas otras fuentes, en el testimonio detallado de dos individuos estrechamente vinculados a los negocios de Oryx y el Gobierno de Zimbabue.

Oryx se ha puesto en contacto con EL PAÍS y ha declarado que las acusaciones son 'completamente falsas'; que, al contrario, 'el Grupo Oryx se enorgullece de tener un comportamiento íntegro y honrado'....

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Ayer, EL PAÍS, en la primera parte de una serie de dos historias sobre el Estado mafioso de Zimbabue, hizo unas acusaciones contra la empresa Oryx Natural Resources y su presidente, el empresario omaní Thamer Said Ahmed al Shanfari, basándose, entre muchas otras fuentes, en el testimonio detallado de dos individuos estrechamente vinculados a los negocios de Oryx y el Gobierno de Zimbabue.

Oryx se ha puesto en contacto con EL PAÍS y ha declarado que las acusaciones son 'completamente falsas'; que, al contrario, 'el Grupo Oryx se enorgullece de tener un comportamiento íntegro y honrado'.

Las acusaciones, en resumen, son que la compañía realizó pagos en efectivo a altos funcionarios del Gobierno de Zimbabue o a otras personas cercanas al presidente Robert Mugabe, que traficó con diamantes sucios o de guerra en la República Democrática de Congo (RDC) y que participó en el tráfico ilegal de divisas en Zimbabue y Congo.

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'Niego todas las acusaciones', ha dicho Geoffrey White, que, junto con un abogado de la compañía, ha respondido en los dos últimos días, por teléfono y por fax, a las preguntas planteadas por EL PAÍS. 'Son estupideces', dijo, y añadió que, en su opinión, este diario ha sido víctima de un complejo engaño.

Según él, dos antiguos empleados de Oryx, unos 'farsantes movidos por el deseo de venganza' contra la empresa -que consideraban que les debía dinero-, se han dedicado a difundir mentiras malintencionadas. En una carta enviada posteriormente por fax, el abogado de Oryx en Londres, Mischon de Reya, dice que las acusaciones contra su cliente son 'una terrible difamación'. El abogado explica que, según White, las personas a las que supone las fuentes de la investigación de EL PAÍS estaban 'movidas por una intención totalmente delictiva contra Oryx Natural Resources' e 'intentaban defraudar' al dueño de la compañía, Thamer al Shanfari.

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Los dos individuos a los que White considera las fuentes de información de EL PAÍS no figuran con nombre y apellidos en la carta del abogado, pero, según él, han 'amenazado con matar a Thamer al Shanfari y Geoffrey White'.