Camps recaba el apoyo de la militancia del PP

El desfile de altos cargos pone de manifiesto el peso concedido al electorado valenciano

Francisco Camps, secretario general y candidato del PP a la presidencia de la Generalitat, aprovechó ayer la tribuna del congreso regional del partido para recabar el apoyo de la militancia con un discurso que combinó apelaciones a la fibra sensible de los compromisarios con apuestas formuladas por Eduardo Zaplana en años anteriores. La importancia concedida por la organización nacional al electorado valenciano quedó de manifiesto con la visita, ayer, de Mariano Rajoy, que clausuró un congreso que abrió José María Aznar y contó con la presencia, el sábado, de Rodrigo Rato.

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Francisco Camps, secretario general y candidato del PP a la presidencia de la Generalitat, aprovechó ayer la tribuna del congreso regional del partido para recabar el apoyo de la militancia con un discurso que combinó apelaciones a la fibra sensible de los compromisarios con apuestas formuladas por Eduardo Zaplana en años anteriores. La importancia concedida por la organización nacional al electorado valenciano quedó de manifiesto con la visita, ayer, de Mariano Rajoy, que clausuró un congreso que abrió José María Aznar y contó con la presencia, el sábado, de Rodrigo Rato.

Camps asume la condición de candidato en un momento en que la distancia electoral entre el PP y el PSOE se reduce. Y el aprecio que formalmente despierta entre sus compañeros de partido no oculta que carece del empuje de su predecesor. En los pasillos del Palacio de Congresos de Valencia más de uno recordaba que los cuatro escaños por encima de la mayoría absoluta que disfruta el PP en las Cortes Valencianas se alcanzaron a través del recuento de los restos de apenas 9.600 votos, cuando la candidatura encabezada por Zaplana sumó 1.267.062 sufragios.

El candidato, además, necesita granjearse todavía la confianza de la organización. Las alusiones de Aznar, presidente nacional del partido, a la importancia de los equipos en las modernas técnicas de liderazgo, o las exageradas loas de Zaplana hacia al aspirante quedan en segundo plano cuando se aprecia la composición de la nueva ejecutiva regional.

Zaplana ha respetado incluso a José Luis Gimeno, el alcalde de Castellón envuelto en una reciente polémica debido a la edición de un libro con fondos municipales en que ensalzaba la figura de Francisco Franco, para evitar el menor descontento en el seno de la organización regional. La composición de la nueva directiva responde a un ligero baile de posiciones pero mantiene intacto el equilibrio territorial e ideológico de la anterior. La posición de Camps como secretario general no tiene reflejo palpable en el equipo.

Zaplana alertó el sábado y reiteró ayer que el PP sólo conservará la Generalitat si logra mayoría absoluta. Una fuente del equipo de campaña sugiere que la actual distancia entre el PP y el PSPV en la Comunidad Valenciana, que cifra en siete puntos de intención directa de voto, garantiza esa mayoría.

Pero no sólo está en juego la Generalitat. Zaplana logró una ventaja de 140.000 votos sobre Joan Lerma en mayo de 1995, apenas un año antes de que José María Aznar lograra desbordar a Joaquín Almunia por 290.000 en marzo de 1996. La distancia creció en las autonómicas de 1999 y se disparó en las generales de 2000, pero el peso electoral de la Comunidad Valenciana es clave para mantener la mayoría en Madrid. La presencia de Aznar, Rato y Rajoy en el congreso regional pone de manifiesto la importancia que la organización concede al electorado valenciano.

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También revela el calibre de la tarea que se ha encomendado al presidente regional y actual ministro de Trabajo. Hace apenas unos meses, Javier Arenas, secretario general del PP, intentó arrancar a Zaplana el compromiso de que repetiría como candidato en las próximas elecciones autonómicas. Ahora acumula su compromiso de empujar a Camps hasta la mayoría absoluta con la encomienda, que Rato subrayó el sábado, de apaciguar las relaciones con los sindicatos y apagar los rescoldos de una situación que desembocó en la jornada de huelga general el 20 de junio.

Camps, consciente de la situación, diseñó su breve intervención ante el congreso en clave interna. Una retahíla de agradecimientos fue acogida con un paralelo rosario de aplausos en los primeros compases de su discuso. Superada la emoción, el candidato leyó un discurso en el que recogió líneas básicas de la estrategia de Zaplana durante los últimos siete años. Defendió la integración de todas las sensibilidades como característica del centro político y subrayó la teoría de las dos lealtades, a la Comunidad Valenciana y a España, que permitió a Zaplana desarmar a los regionalistas.

También hizo gala en algunos momentos de su conocimiento del valenciano cuando recordó la manifestación del 9 de octubre de 1977 al grito de Volem l'Estatut.

Francisco Camps, tras su intervención ante el congreso.JORDI VICENT

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