Reportaje:EXCURSIONES - EL CAMINO DE LA NIEVE

Cuando no había congelador

Un paseo del puerto de la Morcuera a Soto del Real por la ruta que seguían las carretas de hielo en el siglo XVII

El futuro nunca es tan brillante como lo pintaban y raro es el avance técnico que no supone un retraso mental (véase la tele o el teléfono móvil), pero hay que reconocer que es más cómodo sacar el hielo del congelador que tener que ir por él a las cumbres próximas al puerto de la Morcuera, de noche y con lobos, tal como se hacía en los siglos XVII y XVIII. Sangre helada había que tener.

Todos los días, desde mayo hasta finales de agosto, los neveros -que así se llamaban los duros serranos empleados en este menester- subían al caer la tarde con sus recuas de mulos a los ventisquer...

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El futuro nunca es tan brillante como lo pintaban y raro es el avance técnico que no supone un retraso mental (véase la tele o el teléfono móvil), pero hay que reconocer que es más cómodo sacar el hielo del congelador que tener que ir por él a las cumbres próximas al puerto de la Morcuera, de noche y con lobos, tal como se hacía en los siglos XVII y XVIII. Sangre helada había que tener.

Todos los días, desde mayo hasta finales de agosto, los neveros -que así se llamaban los duros serranos empleados en este menester- subían al caer la tarde con sus recuas de mulos a los ventisqueros del Ratón y del Algodón -que así se denominaban los dos mayores montones de nieve que el invierno dejaba en este extremo oriental de Cuerda Larga- y, tras hacer acopio del gélido elemento en serones de esparto y cubrirlo bien de paja para minimizar la fusión, se plantaban antes de salir el sol en Chozas de la Sierra, hoy Soto del Real, donde Pablo Xarquíes les pagaba 11 reales por carga y se ocupaba de enviar lo reunido a toda prisa a Madrid.

Una marcha siempre de bajada

Dónde.

El puerto de la Morcuera dista 58 kilómetros de Madrid y tiene rápido acceso por la autovía de Colmenar (M-607), desviándose a la derecha pasado el kilómetro 35 (M-609, hasta Soto del Real) y siguiendo luego por la M-611 hacia Miraflores y Rascafría. Lo más recomendable es hacer la excursión en grupo y usar dos coches, uno para subir al puerto y otro, que se habrá dejado en Soto del Real, para volver al punto de partida.

Cuándo.

Cualquier época es buena para este paseo de 12 kilómetros -sólo ida- y tres horas y media de duración, sin desnivel (todo es bajada) y con una dificultad media, por los muchos desvíos que presenta. Si no se dispone de coche de apoyo en Soto, cabe regresar al puerto por el cordel de la Morcuera, que se cruza a dos horas del inicio, completando en poco más de cuatro un bello circuito.

Quién.

Domingo Pliego es el autor de Excursiones fáciles por la provincia de Madrid, guía editada por Desnivel en cuyo tomo II se describe el camino de la Nieve y otras rutas cerca de la Morcuera.

Y qué más. Cartografía: mapa Sierra de Guadarrama, de La Tienda Verde; en él aparece indicado el camino de la Nieve, que coincide básicamente con el sendero PR-12.

Tampoco el pasado es tan oscuro como lo pintan: en tiempos de Felipe III, además de buscones, clerizánganos e hidalgos que no pegaban ni chapa, había emprendedores como Xarquíes, que se hizo en 1608 con el suministro de hielo en la Corte y con una gran fortuna. Cinco pozos construyó para almacenar la nieve serrana en la calle Alta de Fuencarral y, con el tiempo, el negocio dio hasta para abrir un camino de carros a la Morcuera. Sus herederos y muchos otros se beneficiaron de ello durante casi dos siglos: hasta que, a finales del XVIII, al inaugurarse la carretera del puerto de Navacerrada, donde la nieve era más abundante, se acabó lo que se daba.

Aunque muy deteriorado por el desuso, las repoblaciones y las pistas forestales, el camino de la Nieve aún puede seguirse desde el puerto de la Morcuera hasta Soto del Real. Ello exige, empero, cierta intuición, un buen mapa y contar con un coche de apoyo al final del camino, en Soto, porque intentar hacerlo de ida y vuelta en una sola jornada es una machada propia de neveros, no de gente acostumbrada a abrir la nevera cada vez que quiere refrescarse.

El camino nace en la explanada que hay justo antes de coronar el puerto de la Morcuera por la carretera de Miraflores a Rascafría, tras una barrera levadiza, y baja nítido como un cortafuegos por el pinar de la vertiente sur, si bien se reduce enseguida a un sendero que acaba por extinguirse al desembocar en una pista forestal, a una hora escasa de andar por él.

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Avanzando por dicha pista hacia la derecha, e ignorando al poco un ramal que sube, descenderemos entre corpulentos robles hasta llegar a una serie de rápidas revueltas. Tras la quinta, el firme mejora visiblemente -la tierra se mezcla con guijo-, invitándonos a seguir de frente sin dar más vueltas.

Esta pista de piso mejorado rebasa pronto una barrera similar a la del inicio y, acto seguido, se cruza con un amplio corredor herboso señalizado como vía pecuaria (dos horas desde el puerto). Es el cordel de la Morcuera, un anciana autopista de merinas por la que tiraremos a la diestra para bajar en media hora más hasta la ermita de san Blas, la cual se alza sobre una peña que domina visualmente desde la Morcuera hasta la Pedriza, pasando por la Najarra y la loma de Bailanderos, donde se formaban los ventisqueros de marras.

Desde la ermita, continuaremos bajando con derechura hacia el sur -la mole cónica del cerro de San Pedro, en lontananza, nos guiará en caso de duda-, entre granjas y picaderos, hasta llegar a una encrucijada pelín confusa (tres horas).

Hay que ignorar la vía asfaltada de la derecha y la ancha de tierra que vira a la izquierda, para seguir, casi de frente, por una calleja entre cercas de piedra, sin pérdida ya hasta Soto del Real. Si alguien piensa que esta ruta es difícil, imagínese cómo sería de noche, con un carro cargado hasta los topes y los lobos aullando en el cogote. Sangre de nevero había que tener.

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