LAS TELEVISIONES EN EL 11-S

Los sonidos del silencio

Cuando se produjo el masivo, misterioso y brutal asesinato en Manhattan, las televisiones se confabularon para que el sonido del desastre se atenuara ante los oídos del mundo. Fue la tragedia en directo, y en directo lo que más ha sonado desde entonces es ese silencio. Los sonidos del silencio han sido ahora la música de fondo de la conmemoración; la televisión ha retransmitido en directo, ahora, el agujero mismo como otro símbolo visual que se añade en la memoria a aquel sonido opaco del desastre. Ese silencio se ha trocado, porque la tele estaba ahí, en un gran espectáculo producido en la ca...

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Cuando se produjo el masivo, misterioso y brutal asesinato en Manhattan, las televisiones se confabularon para que el sonido del desastre se atenuara ante los oídos del mundo. Fue la tragedia en directo, y en directo lo que más ha sonado desde entonces es ese silencio. Los sonidos del silencio han sido ahora la música de fondo de la conmemoración; la televisión ha retransmitido en directo, ahora, el agujero mismo como otro símbolo visual que se añade en la memoria a aquel sonido opaco del desastre. Ese silencio se ha trocado, porque la tele estaba ahí, en un gran espectáculo producido en la capital más espectacular del mundo; estuvo sobre todo el sonido en la letanía de los nombres de los muertos, en la voz simbólica de Robert de Niro, el actor que tanto representa la diversidad de orígenes de los habitantes de Nueva York. El 11 de septiembre de 2001 sirvió entonces, con un dramatismo que uno imaginaría irrepetible, para que la televisión dibujara instantáneamente la razón de su origen: decir en directo lo que le pasa al mundo, pero entonces no le puso sonido al suceso.

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Ahora, con el espectador ya avisado y con las cámaras en su sitio, ha hecho más cómodamente su trabajo. Aunque los esfuerzos técnicos, y la imaginación sobre la realidad, han sido considerables y todas las cadenas han querido que su propio espectáculo fuera diferente, lo cierto es que donde se posaron los ojos ha sido en el escenario, ese inmenso vacío en el que han sonado por primera vez los sonidos que entonces fueron hurtados y que ahora no son otros que los nombres singulares de los muertos. La televisión, otra vez, ha traído una intensidad instantánea para dejar en la memoria un eco cuya fuerza es también la de la ausencia de ruido.

Jamás tendrá la televisión un escenario así, esperemos, y aunque calle otras tragedias, es ésta la que puede simbolizarlas todas. Emilio Lledó -el filósofo- decía ayer, después de ver las imágenes de esta conmemoración: 'Ahí hay una tragedia real; ojalá sirvan esas imágenes como metáfora de otras que se han producido en otras partes, nadie conmemora y se pierden en las ondas'.

El 11 de septiembre ha rehecho a la televisión como testigo. En España, Canal + recorrió los mitos de la ciudad del cine. TVE, con los ojos de un ascensorista, y Antena 3 recorrieron los rastros de la tragedia y Tele 5 hizo lo que siempre soñó la televisión: estar ahí cuando va a pasar lo que finalmente es historia del mundo. Esta tragedia va a subsistir en la memoria como un atroz espectáculo del que sobresale el silencio. Algunos familiares de los muertos apagaron la tele este 11 de septiembre. Acaso no hay imágenes más dolorosas que las que devuelven el eco de una pesadilla.

Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, abajo en el centro, ofrece una vela a Hamid Karzai, presidente de Afganistán. PLANO GENERAL - ESCENAREUTERS

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