El presidente afgano visita la tumba de Masud en el aniversario de su asesinato

Karzai viaja custodiado por soldados de EE UU bajo la amenaza de los radicales

En Afganistán la adoración por Ahmed Shah Masud ha sobrepasado las expectativas y amenaza con desatar las iras de los radicales. A dos días de la sangrienta explosión de un coche bomba en el centro de Kabul y del atentado fallido contra el presidente Hamid Karzai, éste recordó ayer la muerte del comandante Masud, asesinado el 9 de septiembre de 2001. Después de una reunión en Kabul en la que los ministros de Gobierno expresaron sus profundos sentimientos hacia Masud, Karzai viajó al valle de Panshir, donde nació y ahora se encuentra la tumba del gran dirigente tayiko.

El primer mandatar...

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En Afganistán la adoración por Ahmed Shah Masud ha sobrepasado las expectativas y amenaza con desatar las iras de los radicales. A dos días de la sangrienta explosión de un coche bomba en el centro de Kabul y del atentado fallido contra el presidente Hamid Karzai, éste recordó ayer la muerte del comandante Masud, asesinado el 9 de septiembre de 2001. Después de una reunión en Kabul en la que los ministros de Gobierno expresaron sus profundos sentimientos hacia Masud, Karzai viajó al valle de Panshir, donde nació y ahora se encuentra la tumba del gran dirigente tayiko.

El primer mandatario de Afganistán salió custodiado por un enorme contingente de soldados norteamericanos. Autos blindados y soldados armados siguieron el camino de cuatro horas y regresaron el mismo día. Mientras, en el estadio deportivo de Kabul se preparaba la realización de los eventos conmemorativos que darán comienzo mañana. Al amanecer, las mezquitas de la capital afgana orarán por el gran dirigente asesinado. Mientras tanto, el ambiente entre los ciudadanos afganos se ha enrarecido combinando una mezcla de euforia y miedo por las amenazas de los dirigentes radicales que se oponen al actual Gobierno, acusándolo de dar manga ancha a la presencia de los estadounidenses.

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El viernes, un día después del atentado, cada 500 metros un retén del Ejército afgano detenía y revisaba todos los automóviles, y bajaba a sus ocupantes para pasarles el detector de metales; sin embargo, ayer la presencia militar era escasa. Hombres y mujeres no toman en cuenta el 11-S, para ellos la consternación se ciñe a la conmemoración del aniversario de la muerte de su comandante.

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