Reportaje:

Un 'eruv' en Londres

Los judios delimitan en la capital británica un área de 16,5 kilómetros donde se les dispensa cumplir los preceptos del sábado

La lucha ha sido larga y enconada, pero los judíos londinenses han ganado la batalla para construir su eruv, un área físicamente delimitada donde dejan de imponerse los estrictos preceptos del sábado, su día sagrado. Un total de 84 postes, enlazados por un kilómetro de sedal, comenzarán a levantarse en los próximos días en el noroeste de la capital británica para crear esta especie de coto privado hebreo. Muchos residentes, incluidos judíos ultraortodoxos y reformistas, se oponen a la iniciativa.

La ley judía es muy estricta respecto a las actividades del sábado. Empujar e...

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La lucha ha sido larga y enconada, pero los judíos londinenses han ganado la batalla para construir su eruv, un área físicamente delimitada donde dejan de imponerse los estrictos preceptos del sábado, su día sagrado. Un total de 84 postes, enlazados por un kilómetro de sedal, comenzarán a levantarse en los próximos días en el noroeste de la capital británica para crear esta especie de coto privado hebreo. Muchos residentes, incluidos judíos ultraortodoxos y reformistas, se oponen a la iniciativa.

La ley judía es muy estricta respecto a las actividades del sábado. Empujar en público un coche de bebés o una silla de ruedas e, incluso, llevar en las manos el libro de oraciones están prohibidas en el día dedicado a descansar. Dentro de las fronteras del eruv, estos preceptos quedan dispensados ya que el área acotada se considera recinto tan privado como un hogar. 'Las mujeres con niños pequeños y los discapacitados podrán por fin ir a la sinagoga con sus familias y visitar a los amigos', explica Edward Black, presidente del Comité Eruv.

La creación del eruv de Londres llega en un momento de creciente tensión en el Reino Unido. Desde el 11 de setiembre, se han denunciado ataques contra la población y propiedades judías, que podrían intensificarse con esta 'reivindicación física de territorio' en el noroeste de la capital, según denuncian los residentes opuestos al proyecto. Delimitada con postes unidos por sedal y otros elementos urbanos, como autovías y líneas del metro, el área cubre un perímetro de 16,5 kilómetros, donde los judíos conviven con musulmanes, anglicanos, católicos hindués, sijs, ateos... Los opositores al eruv temen que el coto judío fomente divisiones en la comunidad.

Pero superados los últimos obstáculos políticos, judiciales y burocráticos, tras una campaña de diez años, los partidarios del eruv no están están dispuestos a claudicar. 'El eruv es símbolo de tolerancia religiosa, que beneficiará a más de 10.000 personas', defiende Black, al recordar que existen eruvs no sólo en Israel, sino tambien en algunas ciudades de Australia, Bélgica, Francia, Italia, Suráfrica, Estados Unidos e, incluso, Gibraltar. 'El de Estrasburgo cubre el Parlamento Europeo y el Tribunal de Derechos Humanos; el de Washington, la Casa Blanca', puntualiza.

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