CARTAS AL DIRECTOR

Agresiones irrelevantes

Un lunes pasado, de regreso a tu función de rodríguez, te encuentras con un vecino a la espera que te dice que 'es posible que hayan robado en tu casa'. Entras y te encuentras con un panorama desolador, montañas de objetos esparcidos por tu casa. Sucumbes en la impotencia total; comoquiera que la cosa ya está en marcha, viene la policía, mira, apunta, etcétera, 'No toque nada', dice el señor de las huellas.

Sin controlar apenas nada, te mandan a hacer la denuncia. Y te pasas dos horas haciendo cola en una comisaría, entre gentes con restos de peleas, gente que se hace el DNI, etc...

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Un lunes pasado, de regreso a tu función de rodríguez, te encuentras con un vecino a la espera que te dice que 'es posible que hayan robado en tu casa'. Entras y te encuentras con un panorama desolador, montañas de objetos esparcidos por tu casa. Sucumbes en la impotencia total; comoquiera que la cosa ya está en marcha, viene la policía, mira, apunta, etcétera, 'No toque nada', dice el señor de las huellas.

Sin controlar apenas nada, te mandan a hacer la denuncia. Y te pasas dos horas haciendo cola en una comisaría, entre gentes con restos de peleas, gente que se hace el DNI, etcétera; tal parece que sigues en el mismo sueño que al llegar a tu casa; luego te toman los datos, intentas explicar lo sucedido, te escuchan lo justo y hasta luego. Sales convencido de que has hecho una gestión tan impotente como el propio robo. Eso sí, tienes el comprobante para cobrar del seguro de la vivienda.

En comisaría eres atendido correctamente, pero sea por el periodo estival o por la comisaría en concreto, uno ve que esta gente no tiene ni personal ni medios suficientes para desarrollar, con un mínimo de decencia, su profesión. En medio de la declaración tienen que cambiar de pantalla para pasar por fax otro tema urgente, o hablar de otros temas ajenos, al tiempo que anotan tu insignificante tema.

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En definitiva, la seguridad ciudadana es una lotería, pero a la inversa: se trata de que no te toque a ti.

Es una crítica no a personas, sino a la escasez de recursos tanto humanos como materiales de las instituciones que tienen que velar por el orden ciudadano en aquellos temas que no son de telediario, por su relativa importancia pública, pero que al que le toca le producen una sensación de impotencia en grado sumo, Y a esperar que no te vuelva a ocurrir.

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