ETA intenta provocar una crisis en el turismo con una oleada de falsas amenazas de bomba

Las playas de Cullera y Gandia fueron desalojadas y en Santa Pola no se halló ningún artefacto

Dos nuevas amenazas de bomba, en este caso en las playas de Cullera y Gandia, efectuadas ayer en nombre de ETA al diario vasco Deia, han acentuado la angustia entre los residentes de los destinos turísticos de la costa. Estos dos avisos, finalmente falsos, se suman a la explosión de un artefacto en un local de Torrevieja el viernes y a la también falsa amenaza en la Gran Playa de Santa Pola. Los santapoleros, aún no recuperados del trauma del coche bomba del domingo, han vuelto a pasar 24 horas en vilo. La campaña de los terroristas intenta provocar una crisis en el sector del turismo v...

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Dos nuevas amenazas de bomba, en este caso en las playas de Cullera y Gandia, efectuadas ayer en nombre de ETA al diario vasco Deia, han acentuado la angustia entre los residentes de los destinos turísticos de la costa. Estos dos avisos, finalmente falsos, se suman a la explosión de un artefacto en un local de Torrevieja el viernes y a la también falsa amenaza en la Gran Playa de Santa Pola. Los santapoleros, aún no recuperados del trauma del coche bomba del domingo, han vuelto a pasar 24 horas en vilo. La campaña de los terroristas intenta provocar una crisis en el sector del turismo valenciano.

El mal tiempo y la oleada de llamadas sobre supuestos artefactos explosivos en distintas localidades turísticas acabaron por dejar ayer semivacías las playas valencianas. Las fuerzas de seguridad sólo otorgaron credibilidad a los avisos sobre supuestas bombas en la playa de Santa Pobla, Cullera y Gandia. Los tres recintos fueron acordonados y vetados al público hasta que los artificieros verificaron que no había bomba alguna. Sin embargo, el jefe superior de la Policía de la Comunidad, Alejandro Valle, confirmó ayer en Alicante que se habían recibido varias llamadas más alertando de supuestos artefactos explosivos, aunque declinó desvelar en qué lugares.

Los primeros en pisar ayer la arena de la Gran Playa de Santa Pola fueron precisamente los últimos en desalojarla el viernes, tras recibir el aviso de la colocación de una supuesta bomba. Los vecinos, 24 horas después, pudieron recoger sus sombrillas y efectos personales. Los artificieros, que han rastreado palmo a palmo la zona, confirmaron sobre las 13.00 que no había explosivos.

Pilar, una vecina de Parla (Madrid), se encontraba ayer a la espera de que le permitieran coger su coche, aparcado frente a una discoteca junto a la playa. 'Ayer [por el viernes] nos íbamos a Madrid, aparcamos sobre las 12.30 ahí para dar una vuelta y tomar algo antes de marcharnos, y cuando volvimos ya no pudimos pasar'. José, de Petrer, con la vivienda a pie de la playa desalojada, se lamentó de haber salido por la mañana, ya que no pudo regresar a casa hasta bien entrada la tarde. 'Pero durante la noche no he tenido miedo', afirmó. Ángel Buján, propietario de un restaurante, se quejó de la situación de alerta creada: 'Este mes de agosto se lo han cargado, nos han fastidiado enteros y esto nos afecta a todo el año'. La Cruz Roja del puesto de Gran Playa no afectado por el perímetro de seguridad certificó que la presencia de bañistas en la arena era menor.

La falta de sol también restó impacto al cerco policial que en la mañana de ayer impidió el acceso a la playa de Cullera, hasta pasadas las 13.00, tras recibir un falso aviso de bomba. Sin embargo, cerca del área vigilada, nada alertaba de lo que estaba sucediendo porque el mal tiempo ahuyentó a los bañistas. 'A nosotros nos ha avisado el portero, cuando bajaba mi marido a por el pan', explicó Montserrat Gutiérrez, que llegó a Cullera desde Barcelona el 2 de agosto. 'Nos asustamos mucho con el atentado de Santa Pola. Pero no nos vamos a ir por eso', apostilló. En uno de los supermercados, el tema de conversación era la playa tomada por la policía. 'Venimos de Ciudad Real, y desde el atentado de Santa Pola nos queremos ir. No me compensa este susto', afirmó Teresa López.

La playa de Gandia se cerró a primera hora de la mañana. Tras rastrear la zona, el acceso se restableció a las 11.00. 'De haber sido una bomba sería ya la segunda ocasión que sufrimos un atentado', señaló Francisco Martí, un hostelero. 'La gente tiene miedo y este año hemos notado que clientes de otros años no han venido', dijo. La normalidad regresó a primera hora de la tarde, aunque el tiempo no acompañaba. La playa de Gandia fue objetivo de ETA hace año y medio, cuando la banda colocó un coche bomba cargado con 50 kilogramos de dinamita junto a un hotel.

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Esta información ha sido elaborada por David Cerdán, Lydia Garrido, Eva Batalla, y María del Carmen Martínez.

Dos máquinas excavadoras buscan entre la arena de la Gran Playa de Santa Pola la bomba que ETA decía haber colocado en ese lugar.OLIVARES NAVARRO

Un comando itinerante con apoyo estable

La Delegación del Gobierno en la Comunidad mantiene que los dos atentados perpetrados por ETA en la costa alicantina son obra del mismo comando. 'Itinerante', se apresta a precisar el delegado, Francisco Camps. Pese a ello, Camps admite que los terroristas llegaron a la Comunidad el pasado 5 de julio. El ministro del Interior, Ángel Acebes, también habló ayer de un comando itinerante, aunque subrayó que los activistas etarras 'cuentan con apoyo estable en la zona'. Camps insistió en que los terroristas no están identificados. 'Aunque las últimas llamadas alertando de supuestas bombas están acelarando la investigación', matizó. Testigos directos también discrepan sobre la identidad de los posibles autores del atentado del viernes en una hamburguesería de Torrevieja. Una empleada del local ha identificado a unos jóvenes como supuestos autores. Sin embargo, la propietaria del establecimiento, Paricher Gitirokh, ha declarado a la policía que una pareja joven entró el jueves por la noche y se demoró en exceso en los aseos. Según el relato de la mujer, ambos iban elegantemente vestidos y la mujer llevaba un bolso de color beige de gran capacidad. La pareja se dirigió al servicio al mismo tiempo y permaneció en su interior durante unos veinte minutos aproximadamente.

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