Los hoteleros de Tarragona, contra una antorcha del complejo químico

Como aceite y agua en los últimos meses, pero con una guerra soterrada latente. Los sectores del turismo y de la química de la Costa Daurada en Tarragona han vuelto a tener un encontronazo y esta vez por una antorcha de 130 metros de altura que entrará en pruebas a finales de mes o principios de agosto y que, según denuncia la Federación de Empresarios Hoteleros de Tarragona, generará alarma social por su impacto visual. Según explicó Salvador Pellicé, vicepresidente de la federación, la entidad pretende que se paralice la puesta en marcha de la antorcha hasta el mes de enero, una cuestión que...

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Como aceite y agua en los últimos meses, pero con una guerra soterrada latente. Los sectores del turismo y de la química de la Costa Daurada en Tarragona han vuelto a tener un encontronazo y esta vez por una antorcha de 130 metros de altura que entrará en pruebas a finales de mes o principios de agosto y que, según denuncia la Federación de Empresarios Hoteleros de Tarragona, generará alarma social por su impacto visual. Según explicó Salvador Pellicé, vicepresidente de la federación, la entidad pretende que se paralice la puesta en marcha de la antorcha hasta el mes de enero, una cuestión que se descarta desde Propanchem (unión de las empresas Basf y la argelina Sonatrach), por el alto coste de la solución.

Un nuevo conflicto entre hoteleros y empresas químicas ha puesto de relevancia no sólo el difícil equilibrio sino también el nulo entendimiento entre los dos sectores, iniciado el pasado año con la paralización del Consorcio de la Química, bendecido por determinadas autoridades locales como el alcalde de Tarragona, Joan Miquel Nadal, o el consejero de Indústria de la Generalitat, Antoni Subirà, pero ampliamente denostado por el sector hotelero, que obtuvo el apoyo, más o menos explícito, de alcaldes de municipios de la costa, como los de Vila-seca, Salou y Cambrils, entre otros.

El sector hotelero se muestra preocupado por el impacto visual ya no sólo de la torre de 130 metros de altura, sino por las llamaradas que se producirán durante el periodo de pruebas y que, según ellos, podrían alcanzar los 60 metros de altura, visibles en Salou, Cambrils y hasta en L'Hospitalet de l'Infant (situado a 30 kilómetros). Desde la empresa se minimiza el impacto visual de las pruebas y se recuerda que, además de que la nueva infraestructura se había anunciado con mucha antelación, se había realizado una campaña informativa en los municipios implicados para explicar cuál era el cometido de la torre, la más alta del complejo petroquímico, destinada a la deshidrogenación de propano y que ha supuesto una inversión total de 250 millones de euros.

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