Tribuna:LA BATALLA CONTRA EL 'DECRETAZO'

La realidad social frente a la España virtual del PP

Cuando hace varios años el presidente del Gobierno vanagloriaba su gestión pretendiendo definir la situación de nuestro país bajo aquel mal adagio de 'España va bien', pocos podíamos imaginar que nos encontrábamos no sólo frente a una sentencia político-publicitaria, sino ante el nacimiento de lo que podríamos denominar como la España virtual del PP.

Poco a poco, a lo largo de los últimos años, el Gobierno y su partido han ido perfilando y proyectando desde una reinterpretación de la realidad, una imagen virtual de nuestro país, ajena a las dificultades económicas, laborales y sociales ...

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Cuando hace varios años el presidente del Gobierno vanagloriaba su gestión pretendiendo definir la situación de nuestro país bajo aquel mal adagio de 'España va bien', pocos podíamos imaginar que nos encontrábamos no sólo frente a una sentencia político-publicitaria, sino ante el nacimiento de lo que podríamos denominar como la España virtual del PP.

Poco a poco, a lo largo de los últimos años, el Gobierno y su partido han ido perfilando y proyectando desde una reinterpretación de la realidad, una imagen virtual de nuestro país, ajena a las dificultades económicas, laborales y sociales de los ciudadanos.

Un país en el imaginario gubernamental, en el cual aquellas realidades que no encajan con el diseño oficial sencillamente son negadas, ignoradas o achacadas siempre a quienes las denuncian o las sufren. Así, hemos podido observar estupefactos en los últimos días como el Gobierno negaba, hasta el absurdo, en primer lugar, el recorte de derechos laborales y de protección social que supone el decretazo; en segundo lugar, culpabilizaba a las organizaciones sindicales o a la oposición política de la ruptura del diálogo social; para terminar finalmente negando el indudable éxito de la huelga general.

Es evidente que en el campo político los mundos virtuales juegan su papel hasta que alcanzan tal grado de divergencia con la realidad cotidiana de los ciudadanos que provocan justo lo contrario al aplauso deseado, el rechazo social. Por ello, la huelga general que nunca existió se ha llevado por delante a varios ministros, aunque su responsabilidad en el actual conflicto social fuese meramente subsidiaria.

La profunda remodelación del Gobierno interpretada por los cronistas del régimen y analistas afines al mismo, como una muestra de la pericia presidencial frente al próximo debate sobre el estado de la nación e incluso cara a los procesos electorales venideros, es un capítulo más de esa realidad imaginaria que no sólo construye el Gobierno, sino en la que finalmente parece haberse instalado.

La crisis de Gobierno se nos presenta pues, no como respuesta a la desvaída gestión política de la última época, de la evidente incompetencia de los y las hasta ahora responsables de algunos ministerios, o del desarrollo de una política económica y socio-laboral, que debilita los pilares del Estado de Bienestar Social, y cuyas repercusiones negativas para muchos ciudadanos, provocan una cada vez mayor reacción social frente al Gobierno, como se ha puesto de manifiesto el 20-J. Más bien, la remodelación del Gobierno, se presenta como una especie de Operación Triunfo del presidente y su partido.

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En cualquier caso, realidad virtual o cinismo político son la misma cara de una moneda que, desde el movimiento sindical y específicamente desde la UGT, no estamos dispuestos a aceptar como respuesta a los problemas laborales y sociales que sufren los trabajadores.

La injusta situación que atraviesan en nuestro país dos millones de desempleados, varios millones de trabajadores en precario y distintos colectivos sociales, que han visto reducidos los sistemas de protección social que necesitan para vivir con dignidad, conforma una realidad social que confronta con la España virtual, y es la resultante de la configuración de un modelo socio-laboral injusto e impuesto desde la gestión política del Gobierno del Partido Popular.

Los ciudadanos que sufren las consecuencias de la política neoliberal impulsada a lo largo de los últimos años necesitan, con urgencia, una política socio-laboral que dé respuesta y aporte soluciones reales a sus problemas.

El próximo debate del Estado de la Nación debería ser, sin duda, el momento político y el foro apropiado, tras la crisis de Gobierno, para plantear algo más que una mera defensa de la España virtual del Partido Popular; por ejemplo, una nueva política socio-laboral que responda a los intereses generales del los ciudadanos, desarrollada desde el consenso y el diálogo social. Si no es así, la experiencia demuestra que hasta las mejores Operaciones Triunfo terminan fracasando en los Festivales Electorales.

Manuel Pastrana es secretario general de la UGT de Andalucía.

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