Un tercio de las viviendas del Albaicín están vacías y en condiciones deficientes

Un estudio advierte de la progresiva pérdida de la población natural del barrio

El histórico barrio granadino del Albaicín es objeto desde hace algunos años de numerosas intervenciones de restauración, lo que no impide que actualmente casi un tercio (el 30%) de sus viviendas se encuentren deshabitadas y que un porcentaje similar esté en un estado tan deficiente que muchas de ellas carecen de servicios higiénicos básicos, como baño, sanitarios o agua caliente, y padecen graves problemas de humedad.

'El Albaicín es un pozo sin fondo para invertir en su conservación'. Así define este barrio, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, Juan Carlos de Pabl...

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El histórico barrio granadino del Albaicín es objeto desde hace algunos años de numerosas intervenciones de restauración, lo que no impide que actualmente casi un tercio (el 30%) de sus viviendas se encuentren deshabitadas y que un porcentaje similar esté en un estado tan deficiente que muchas de ellas carecen de servicios higiénicos básicos, como baño, sanitarios o agua caliente, y padecen graves problemas de humedad.

'El Albaicín es un pozo sin fondo para invertir en su conservación'. Así define este barrio, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, Juan Carlos de Pablos, coordinador de un reciente estudio sociológico elaborado por la Universidad de Granada sobre el Albaicín. Según los datos de este trabajo, el 42% de los 2.500 edificios de esta zona de la ciudad se construyó antes de 1920, lo que explica su actual estado de deterioro, sobre todo si se tiene en cuenta que el barrio 'ha estado dejado de la mano de las autoridades durante décadas hasta hace muy pocos años', según aseguró el investigador granadino.

Uno de los principales problemas para poner remedio al abandono de las viviendas del Albaicín es la avanzada media de edad de sus habitantes. Más del 20% de estas personas tiene más de 65 años, porcentaje que en determinadas zonas llega hasta el 30%. Además, una media del 22% de los habitantes vive en soledad. Todos estos factores, junto a la falta de recursos económicos de gran parte de esta población, hacen que resulte muy difícil incitar a restaurar sus viviendas a los moradores de los viejos edificios del Albaicín.

La ausencia de personas jóvenes en el barrio es patente. Sólo 1.200 de las casi 9.000 personas que viven allí está en edad escolar. De hecho el Albaicín ha pasado en un siglo de tener una población que suponía el 25% del total de habitantes de Granada a otra que es sólo el 3,5%. La culpa de esto no la tiene sólo la expansión de la ciudad por otras zonas, sino que este barrio histórico ha sufrido un descenso paulatino que llegó a su punto culminante en los años sesenta y setenta. Esa tendencia a la disminución de la población se ha reducido en las últimas décadas gracias sobre todo a la llegada de personas ajenas al barrio que deciden trasladar allí su domicilio.

Una de las principales conclusiones de la investigación realizada es que sobre este 'pueblo dentro de la ciudad', como lo define De Pablos, se cierne el peligro de que se acabe sustituyendo la población natural del barrio desde generaciones pasadas por nuevos habitantes que conviertan la zona en un lugar residencial. El estudio advierte de que ya se están dando los primeros pasos para ello por la especulación urbanística que está sufriendo la zona.

El precio de las viviendas restauradas o de nueva planta en el Albaicín supera al de las mejores calles del centro de Granada, porque hay una gran demanda de viviendas en esta zona histórica situada en una colina frente a la Alhambra, apartada de la ciudad y a la vez a pocos minutos de ella. 'Estos elevados precios hacen que los hijos de los albaicineros de toda la vida no se puedan permitir permanecer en el barrio y se trasladen a lugares donde las viviendas sean más baratas', explicó el coordinador del estudio.

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Esta situación está propiciando que el Albaicín se convierta en un lugar de contrastes. Mientras continúa habiendo viviendas muy deterioradas y pequeñas (con una media de 35 metros cuadrados) y zonas donde predomina la miseria, se están creando áreas señoriales con grandes casas históricas rehabilitadas o nuevas construcciones con todas las comodidades.

En la última década se han dado mil licencias de nueva construcción, rehabilitación u obras menores, y cada año se concede una media de 50 permisos de nueva ocupación.

'Se nos va la luz y el agua'

Los vecinos del Albaicín son conscientes del interés que despierta su barrio entre los estudiosos, los turistas o las administraciones. 'Se saben centro de atención y se han vuelto más reivindicativos', explicó el director del estudio sociológico, Juan Carlos de Pablos.

En la presentación de esta investigación la pasada semana a los habitantes del barrio éstos confirmaron los datos negativos que aporta y aprovecharon la ocasión para exponer sus principales reivindicaciones.

'Se nos va la luz y el agua constantemente', señaló un portavoz vecinal. Y es que las infraestructuras son tan antiguas y han estado tan abandonadas durante años que hasta los suministros resultan deficientes en algunas zonas, según expuso De Pablos.

Los vecinos saben que tienen que aprovechar el auge turístico pero no están satisfechos con el modelo actual. La investigación confirma las quejas vecinales, pues hay un millón de turistas al año en el Albaicín, pero llegan en autobús, pasan una hora en dos o tres calles y plazas principales y se van sin dejar ningún recurso en la zona. Es un 'turismo de masa que entorpece la vida del barrio y no genera riqueza'.

La construcción de complejos hosteleros tampoco se perfila como la solución más adecuada para este lugar histórico. 'Hay que buscar un equilibrio entre la modernidad y la conservación de los valores tradicionales del barrio', explicó De Pablos, quien advierte de que éste es el mejor camino para cualquier acción en el Albaicín.

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