Mundial 2002 | Alemania, primer finalista

El gran trago holandés

Mientras los surcoreanos debaten dónde construir un templo a Guus Hiddink, algunos compatriotas del holandés están haciendo fortuna a su costa. Es tal la dimensión social que ha alcanzado que algunas compañías holandesas han visto multiplicado su negocio en Corea del Sur. Es el caso de la cervecera Heineken, que este mes ha incrementado sus ventas entre un 15% y un 20%, según The Korean Times. Las marcas locales han mejorado entre un 30% y un 40%, pero todas las etiquetas extranjeras se han estancado salvo la holandesa. Ser holandés en Corea del Sur es un salvoconducto.

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Mientras los surcoreanos debaten dónde construir un templo a Guus Hiddink, algunos compatriotas del holandés están haciendo fortuna a su costa. Es tal la dimensión social que ha alcanzado que algunas compañías holandesas han visto multiplicado su negocio en Corea del Sur. Es el caso de la cervecera Heineken, que este mes ha incrementado sus ventas entre un 15% y un 20%, según The Korean Times. Las marcas locales han mejorado entre un 30% y un 40%, pero todas las etiquetas extranjeras se han estancado salvo la holandesa. Ser holandés en Corea del Sur es un salvoconducto.

Según datos facilitados por ICM Korea, la empresa que importa y distribuye la cerveza holandesa, entre el día 1 y el 20 se vendieron 24.000 cajas. Así, sus ejecutivos ya han perfilado una campaña publicitaria. El mensaje será: '¿Qué país produce Heineken?'. Otra cervecera de los Países Bajos, Grolsch, menos popular en Corea, también ha incrementado su cifra de negocio: de 650 cajas en mayo a 1.900.

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Ahora el gran sueño de las compañías holandesas es lograr que el emperador Hiddink les ceda los derechos de imagen. Es el rostro más valorado del país y ya hay un debate lanzado desde los medios para que alguno de los estadios lleve su nombre. Incluso algunos aficionados han acudido a ellos con las camisetas naranjas de los holandeses.

Pero no sólo las bebidas neerlandesas han calado entre los surcoreanos. ING ha presentado una campaña de seguros de vida.

Actualmente, 279 firmas holandesas operan en Corea del Sur y Holanda es el tercer inversor en este país, tras Estados Unidos y Japón. Las relaciones se han estrechado tanto a causa del fútbol que el presidente del país, Kim Dae-jung, está barajando realizar una visita oficial a Holanda en septiembre con motivo de una cumbre euroasiática en Copenhague. La gira incluiría una parada en la localidad natal de Hiddink.

Acuerdos comerciales

Antes de inaugurarse la era Hiddink, la multinacional holandesa Philips era una de las pocas que tenía presencia económica en Corea. Gracias a su acuerdo con la firma local LG, fabrica pantallas de cristal líquido de ordenador y televisores. Otro grupo de empresas, esta vez de ingeniería, colabora en el desarrollo del puerto de Pusan, al que trata de convertir en el tercer dique de contenedores del mundo.

Mientras tanto, el poder de seducción de Hiddink ha llegado por fin al Binnenhof, el complejo de edificios históricos que alberga al Gobierno holandés en La Haya. En plena semifinal de ayer, el Ministerio de Economía decidió enviar una misión comercial a Corea ahora que su gancho ha puesto a Holanda de moda.

Los surcoreanos están acostumbrados a mirar hacia su poderoso vecino nipón, pero en la patria de Hiddink se espera que los países pequeños y laboriosos tengan también su oportunidad. Tampoco se descarta recibir a una comitiva de Seúl, que estaría formada por asesores presidenciales dispuestos a explorar esta parte de Europa.

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