Mundial 2002 | El polémico adiós de España

Precedente envenenado

Desde el sillón de vicepresidente de la FIFA, Ángel María Villar preguntó en los despachos de arriba por los motivos del mal arbitraje que tuvo España frente a Corea. Y como no le convencieron renunció a su plaza en la Comisión de Árbitros del organismo. Su decisión probablemente dará aliento para que en la próxima Liga española le revienten los oídos con las mismas reclamaciones o abandonos los dirigentes del Rayo Vallecano, el Racing de Santander o el Valladolid cuando se midan al Real Madrid o al Barça, por ejemplo. Si Villar o cualquier otro español que se sienta afectado encienden el vent...

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Desde el sillón de vicepresidente de la FIFA, Ángel María Villar preguntó en los despachos de arriba por los motivos del mal arbitraje que tuvo España frente a Corea. Y como no le convencieron renunció a su plaza en la Comisión de Árbitros del organismo. Su decisión probablemente dará aliento para que en la próxima Liga española le revienten los oídos con las mismas reclamaciones o abandonos los dirigentes del Rayo Vallecano, el Racing de Santander o el Valladolid cuando se midan al Real Madrid o al Barça, por ejemplo. Si Villar o cualquier otro español que se sienta afectado encienden el ventilador se encontrarán con alguno hurgando en las hemerotecas para tirarles a la cara el bochornoso juicio que tuvieron que pasar Honduras, Irlanda del Norte y Yugoslavia cuando España fue el anfitrión; o quizá, por ser más reciente, les sonrojen con su enviado arbitral a este campeonato, López Nieto, que ha sido tan malo como el peor. Un sainete.

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No se discute la pésima actuación del egipcio y sus asistentes, ni lo sucedido con Italia, ni las complacencias que han tenido surcoreanos y brasileños, pero todo va en la factura del Mundial, a veces cara y a veces barata. Como ocurre en las ligas domésticas o en los torneos europeos, cuando muchos de los jugadores de los grandes equipos que ahora ponen el grito en el cielo -sean del Madrid, el Juventus, el Barça o el Milan-, enmudecen ante las quejas de la clase baja.

Sólo quienes se sobreponen a los azares arbitrales pueden avanzar, caso de los turcos en este Mundial, azotados frente a Brasil en la primera jornada y ahora a punto de poner el campeonato patas arriba. La posibilidad de un árbitro espabilado a favor de un anfitrión futbolísticamente débil pero con todo un país empujando, caso de los surcoreanos, es tan frecuente como un remate al poste de Morientes, un penalti fallado por Joaquín, un accidente de Cardeñosa o un enredo de Julio Salinas.

Hace unos días, a raíz de los sucedido con Italia ante Corea -los transalpinos han olvidado ya sucesos como el de Tassotti y Luis Enrique- Joseph Blatter, el presidente de la FIFA que tanto apoyó Villar en las elecciones del pasado 29 de mayo, reconoció que lo peor del torneo han sido los arbitrajes -sobre todo los jueces de línea-. Blatter, incluso, ha deslizado que para la cita mundialista de Alemania su pontificado cambiará el sistema de designación arbitral, tan globalizado que se da bola a expertos de las Antillas, Jamaica, Vanuatu y demás paraísos. Habrá que ver si cumple, porque con esos votos Blatter ha sido reelegido presidente. Además, constatado está, son tan linces o tan pésimos como López Nieto.

El circo ambulante es el mismo, en España o en Corea.

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