Mundial 2002 | Grupo H: Japón y Bélgica, adelante

Desolación sin incidentes en Moscú

El estado de alerta policial que reinó ayer en el centro de Moscú impidió que la derrota de la selección rusa frente a la belga desembocara en excesos semejantes a los que se registraron el pasado domingo tras el partido contra la japonesa.

La pantalla gigante situada a cien metros del Kremlin, el epicentro de aquellos disturbios, transmitió el partido con Bélgica a unos 3.000 espectadores, entre ellos el alcalde, Yuri Luzhkov, que fueron rodeados de grandes medidas de seguridad. Otras tres cubrieron otros puntos, donde los agentes también habían sido reforzados con unidades especiales ...

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El estado de alerta policial que reinó ayer en el centro de Moscú impidió que la derrota de la selección rusa frente a la belga desembocara en excesos semejantes a los que se registraron el pasado domingo tras el partido contra la japonesa.

La pantalla gigante situada a cien metros del Kremlin, el epicentro de aquellos disturbios, transmitió el partido con Bélgica a unos 3.000 espectadores, entre ellos el alcalde, Yuri Luzhkov, que fueron rodeados de grandes medidas de seguridad. Otras tres cubrieron otros puntos, donde los agentes también habían sido reforzados con unidades especiales del OMON y el Ejército. El tráfico fue escaso, ya que muchos ciudadanos evitaron circular por el centro o dejar sus vehículos aparcados en una zona en la que el domingo fueron destruidos 120 coches.

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Con todo, cerca de 60 personas fueron detenidas en Moscú por diversos actos de gamberrismo, como la ruptura de letreros luminosos en las escaleras mecánicas del metro. En general, se trataba de menores en estado de embriaguez etílica, según fuentes policiales.

Romantsev dimite

El equipo técnico de la selección, formado por Oleg Romantsev, Mijail Gershkóvich y Serguéi Pavlov, presentó su dimisión al no haber cumplido su objetivo mínimo: clasificar a la selección para los octavos de final.

Entre todos los personajes públicos que se expresaron ayer, el más sarcástico fue el político populista Vladímir Zhirinovski, según el cual los jugadores rusos deberían haber vuelto con la victoria 'aunque se hubieran quedado lisiados'. Zhirinovski opinó que los jugadores necesitan 'comisarios políticos deportivos' y no los mimos que, en su opinión, les prodigan en la actualidad.

El presidente de la federación, Viacheslav Koloskov, achacó el resultado a la mala suerte y añadió que el equipo nacional necesita un relevo generacional.

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