El Ayuntamiento colocará 500 'ojos de gato' en Gran Vía para evitar la invasión del 'carril-bus'

Cada dispositivo luminoso cuesta 150 euros y habrá que instalar uno cada cinco metros

El Ayuntamiento de Madrid colocará este verano 500 ojos de gato -luces planas intermitentes colocadas sobre el asfalto- para proteger los carriles-bus de la Gran Vía, una de las calles más emblemáticas y colapsadas de la capital. Con estos artilugios, que ya están instalados en calles como Serrano o Alcalá, el concejal de Movilidad Urbana, Sigfrido Herráez, pretende evitar que los automóviles invadan los carriles-bus para adelantar o, simplemente, para aparcar. Cada ojo de gato cuesta 150 euros y la inversión total de la instalación superará los 78.000 euros....

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El Ayuntamiento de Madrid colocará este verano 500 ojos de gato -luces planas intermitentes colocadas sobre el asfalto- para proteger los carriles-bus de la Gran Vía, una de las calles más emblemáticas y colapsadas de la capital. Con estos artilugios, que ya están instalados en calles como Serrano o Alcalá, el concejal de Movilidad Urbana, Sigfrido Herráez, pretende evitar que los automóviles invadan los carriles-bus para adelantar o, simplemente, para aparcar. Cada ojo de gato cuesta 150 euros y la inversión total de la instalación superará los 78.000 euros.

Tráfico cambiará todos los bolardos abatibles de la ciudad al estar deteriorados

El Ayuntamiento empezará a instalar los ojos de gato en los dos carriles-bus de la Gran Vía (el de subida y el de bajada) este verano, momento que coincidirá con la conclusión del nuevo pavimento de la avenida. Esta obra es una de las incluidas dentro de los trabajos de remodelación que la Concejalía de Obras está llevando a cabo en el centro de Madrid. El Ayuntamiento busca dar una 'nueva imagen' a esta importante arteria comercial de la ciudad.

El nuevo sistema que quiere instalar Tráfico contará con alrededor de 500 luces, separadas por una distancia de cinco metros. Su parpadeo servirá para advertir a los conductores de que el carril-bus sólo puede ser utilizado por los autobuses y los taxistas. Para conseguirlo, los ojos de gato se colocarán a ambos lados de la Gran Vía.

Y es que para el edil de Movilidad Urbana 'garantizar que los autobuses y los taxis circulen por su vía exclusiva es una condición ineludible' para estimular el transporte público.

'Los ojos de gato son una mejora y una llamada de atención a los que pretendan colarse por el carril-bus. A la gente le da mucho apuro aparcar en carril que está rodeado de luces', asegura Herráez, aunque reconoce que estos artilugios son menos efectivos que los bolardos abatibles verdes y blancos que protegen otros carriles-bus como los de la calle de la Princesa o los del paseo de la Castellana.

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El área de Movilidad ha optado por los ojos de gato en la Gran Vía, en vez de por las balizas abatibles, porque 'estéticamente son más bonitos y porque en los carriles-bus de la Gran Vía no hay la misma indisciplina que en otras zonas'. 'Es una calle muy ancha donde los automóviles alcanzan velocidades importantes y por donde pasan menos camiones de carga y descarga', aseguran fuentes de la concejalía.

El funcionamiento de los ojos de gato está regulado por un sistema informático. El parpadeo de sus luces tiene dos velocidades posibles: intermitente (se apagan y se encienden todas a la vez) o por ráfagas (se encienden progresivamente de la primera a la última luz). El Ayuntamiento elige una u otra velocidad sólo por razones estéticas.

Pero este sistema tiene un problema: es caro. Cada artilugio luminoso cuesta cerca de 120 euros, y, además, necesita un sofisticado sistema informático para que funcione correctamente. 'Estos dispositivos cuestan dinero porque llevan una bombilla especial, llamada led, con unos filamentos de larga duración para que no se fundan. Además, están recubiertos por un material muy resistente que soporta el peso de los vehículos, sobre todo de los autobuses', explica Herráez.

Cuando se inauguren los ojos de gato de la Gran Vía, Madrid contará con 50 kilómetros de carriles-bus protegidos con este sistema o con el de balizas abatibles.

El Consistorio está intentando proteger las vías más colapsadas de la capital y por donde los autobuses y los taxis tienen más dificultades para circular. Así, hay ojos de gato en la calle Alcalá en el tramo que va desde la plaza de la Independencia hasta la Puerta del Sol y en la calle de Serrano. Las balizas abatibles, por su parte, protegen los carriles-bus del paseo de la Castellana, de Recoletos, de la calle de Princesa y de la cuesta de San Vicente. 'También hay balizas en los carriles-bus de las calles de Delicias y Doctor Arce', comentan fuentes de la Concejalía de Movilidad. En estos últimos, los autobuses y los taxis circulan en sentido contrario al resto de vehículos.

De todas formas, el Ayuntamiento tiene previsto sustituir progresivamente las actuales balizas abatibles que protegen los carriles-bus, y que están muy deterioradas por los golpes de los vehículos, por otras de mayor resistencia. Serán de menor tamaño y de color oscuro.

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