LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTESLOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

Un menor marroquí muere atrapado al intentar cruzar la valla fronteriza de Melilla

El muchacho falleció asfixiado al intentar pasar entre los barrotes que cierran un arroyo

Un menor marroquí murió asfixiado en la madrugada de ayer al intentar entrar ilegalmente en Melilla. El muchacho quedó atrapado entre las rejas de una compuerta que cierra el arroyo cercano al puesto fronterizo de Farhana, al norte de la ciudad. Varios guardias civiles que oyeron sus gritos intentaron rescatarle. Un vehículo de emergencias sanitarias acudió urgentemente al lugar, pero para entonces el chico ya había fallecido.

En Melilla llueve pocas veces, pero cuando cae agua suele hacerlo torrencialmente. Varios arroyos normalmente secos cruzan desde Marruecos y recorren la ciudad au...

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Un menor marroquí murió asfixiado en la madrugada de ayer al intentar entrar ilegalmente en Melilla. El muchacho quedó atrapado entre las rejas de una compuerta que cierra el arroyo cercano al puesto fronterizo de Farhana, al norte de la ciudad. Varios guardias civiles que oyeron sus gritos intentaron rescatarle. Un vehículo de emergencias sanitarias acudió urgentemente al lugar, pero para entonces el chico ya había fallecido.

En Melilla llueve pocas veces, pero cuando cae agua suele hacerlo torrencialmente. Varios arroyos normalmente secos cruzan desde Marruecos y recorren la ciudad autónoma hacia el mar. Las vallas de seguridad del perímetro fronterizo salvan el desnivel de los cauces. Bajo ellas, los ingenieros han instalado compuertas de barrotes. Si llueve poco, el agua pasa entre éstos; pero si lo hace torrencialmente es necesario abrirlas a fin de que el lodo y las ramas que arrastra la corriente no formen una presa.

Esos arroyos secos son uno de los puntos de la frontera más vulnerados por los inmigrantes ilegales. Los subsaharianos suelen intentar forzar los barrotes de las compuertas con gatos hidráulicos para colarse entre ellos. Los adolescentes aprovechan su menor envergadura para hacer lo mismo, con métodos más rudimentarios. Ésa fue la razón de la tragedia de ayer.

Un grupo de cuatro muchachos indocumentados intentaron forzar de madrugada las rejas de la compuerta que cierra el arroyo de Farhana, el segundo paso en importancia de la ciudad, tras el de Beni Enzar. El primero de los chicos consiguió deslizar su cuerpo entre los barrotes, pero el segundo quedó apresado por ellos. Alertados por sus gritos de auxilio, varios guardias civiles del vecino puesto fronterizo corrieron hacia el lugar. Al verlos llegar, los compañeros del menor huyeron: uno, hacia el interior de la ciudad; los otros dos, hacia Marruecos.

Mientras intentaban sacar al muchacho, los guardias avisaron al Servicio de Urgencias del 061. A pesar de sus esfuerzos, los agentes no consiguieron rescatarlo con vida. Un portavoz del 061 declaró que cuando los sanitarios llegaron, a las 6.15, ya estaba 'asfixiado y sin pulso'.

Melilla acoge a 180 menores marroquíes. Las entradas irregulares de estos muchachos se han reducido drásticamente en las últimas semanas, después de que el Gobierno de la ciudad autónoma anunciara que no seguiría tutelándolos automáticamente, sino que los declararía en 'situación de riesgo'. Esta medida implica darles alojamiento, manutención, ropa y asistencia médica, pero no documentación.

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Los robos cometidos por los chicos han disparado los índices de delincuencia en la ciudad autónoma. La semana pasada, los muchachos recluidos en el reformatorio apalearon a dos cuidadores porque la ropa que les habían suministrado no era de su marca preferida.

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