Alaska
El hielo es aún más duro allá en las cumbres
sin árboles del norte de las nieves.
Donde sólo algún grajo
perdido mancha el aire
y abre estruendos el hacha en el vacío
lejano de algún valle.
Debajo de la capa diamantina
discurre el agua
lejos y, al fondo a ráfagas,
vista y no vista.
Donde la voz resuena hasta doblarse
partida en ecos que, de un monte a otro,
puebla la soledad de los tramperos.
Donde la tierra es todo el patrimonio
sin más riqueza que cavarla a fondo.
A fondo, a por la base d...
El hielo es aún más duro allá en las cumbres
sin árboles del norte de las nieves.
Donde sólo algún grajo
perdido mancha el aire
y abre estruendos el hacha en el vacío
lejano de algún valle.
Debajo de la capa diamantina
discurre el agua
lejos y, al fondo a ráfagas,
vista y no vista.
Donde la voz resuena hasta doblarse
partida en ecos que, de un monte a otro,
puebla la soledad de los tramperos.
Donde la tierra es todo el patrimonio
sin más riqueza que cavarla a fondo.
A fondo, a por la base diamantina
de una codicia en lucha con el hielo
que ha de astillar el filo de las hachas.
A fondo, hasta perderse por los túneles
ignotos de los osos invisibles
bajo el alud compacto de las nieves.
A fondo hasta encontrar Alaska,
y admirar a los bravos pioneros
-frío, lejanas cumbres, soledad-
que son la joya de lo capital:
hacer dineros.
Luis Izquierdo (Barcelona, 1936) es autor de los libros de poemas Señales de nieve (Pamiela) y Sesión continua (Debolsillo).