La prueba preconstituida y la ausencia de medios

Uno de los objetivos del juicio rápido es evitar que algunos delitos queden impunes. Muchos turistas extranjeros (en Madrid, sobre todo japoneses) denuncian haber sufrido robos, pero los jueces terminan sobreseyendo sus casos porque se marchan a sus países y no regresan para ratificar sus denuncias ante el juez, lo que es preceptivo. Para evitar situaciones de este tipo, el anterior decano de Madrid y mandos policiales firmaron un convenio mediante el cual los agentes, tras registrar la denuncia del turista, llevan a éste al juzgado de guardia para que se ratifique ante un magistrado. Es lo qu...

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Uno de los objetivos del juicio rápido es evitar que algunos delitos queden impunes. Muchos turistas extranjeros (en Madrid, sobre todo japoneses) denuncian haber sufrido robos, pero los jueces terminan sobreseyendo sus casos porque se marchan a sus países y no regresan para ratificar sus denuncias ante el juez, lo que es preceptivo. Para evitar situaciones de este tipo, el anterior decano de Madrid y mandos policiales firmaron un convenio mediante el cual los agentes, tras registrar la denuncia del turista, llevan a éste al juzgado de guardia para que se ratifique ante un magistrado. Es lo que se denomina la prueba preconstituida. Así, el juez puede dictar sentencia más tarde, aunque la víctima no asista a la vista. Fuentes policiales afirman que este convenio sigue en vigor, aunque sólo lo aplica la comisaría de Centro -un promedio de seis veces al mes- y generalmente por delitos de robo, informa F. J. Barroso.

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Barcelona es pionera en los juicios rápidos. Comenzó a celebrarlos en 1992 con motivo de los Juegos Olímpicos y la idea era juzgar sobre la marcha conductas ilícitas cometidas contra o por turistas que visitasen la ciudad en esas fechas. Para que funcionase, Barcelona creó un cuarto juzgado de guardia.

Madrid, que sólo tiene tres juzgados de guardia, pese a que registra más del doble de detenidos (la media es de 44) que Barcelona, comenzó a celebrar juicios rápidos en 1994. En los primeros años llegaron a celebrarse en Madrid más de 1.000 juicios cada año, pero en lo siguientes la cifra cayó a la mitad. En los últimos dos años, el número se ha acercado a los 700 juicios rápidos anuales, pero aún dista mucho del que registra Barcelona (casi el doble). La falta de medios es la causa que esgrimen los jueces madrileños: 'Si llega un asunto de drogas y el laboratorio tarda días en enviarnos la analítica sobre la pureza de la sustancia, no podemos celebrar un juicio rápido', alegan. 'Es verdad', añade un juez, 'que en los últimos dos años se han solventado problemas, pero sigue habiendo carencias, sobre todo los fines de semana'. Este magistrado subraya que en Barcelona hay más juicios rápidos porque afectan entre otros a los detenidos por conducir ebrios, que en Madrid están excluidos.

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