Crítica:HONDA CR-V 2.0 16V. VTEC ES | PRUEBA

Todoterreno para ciudad, viajes y 'pic-nic'

Un todoterreno con vocación familiar. La segunda generación del Honda CR-V evoluciona el concepto inicial y potencia sus virtudes como coche único de diario. Es un 4×4 ligero, pero aporta soluciones de los monovolúmenes y unas aptitudes ruteras -prestaciones y estabilidad- que permiten viajar sin las limitaciones habituales de estos modelos.

El CR-V fue, junto al Toyota RAV 4, uno de los primeros todoterrenos ligeros. Con un chasis de turismo y tracción 4×4 sin reductora, estos coches ofrecen muchas virtudes de los todoterrenos clásicos para salir del asfalto y menos inconvenientes en c...

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Un todoterreno con vocación familiar. La segunda generación del Honda CR-V evoluciona el concepto inicial y potencia sus virtudes como coche único de diario. Es un 4×4 ligero, pero aporta soluciones de los monovolúmenes y unas aptitudes ruteras -prestaciones y estabilidad- que permiten viajar sin las limitaciones habituales de estos modelos.

Más presencia y solidez

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El CR-V fue, junto al Toyota RAV 4, uno de los primeros todoterrenos ligeros. Con un chasis de turismo y tracción 4×4 sin reductora, estos coches ofrecen muchas virtudes de los todoterrenos clásicos para salir del asfalto y menos inconvenientes en cuanto a peso, prestaciones y consumos. El nuevo Honda perfecciona esta idea y refuerza sus ventajas como familiar. Por fuera mide casi igual, 4,57 metros de longitud, sólo tres centímetros más que antes para no perder agilidad en ciudad. Pero la línea es mucho más moderna y poderosa. Llama la atención la solidez del frontal, con los paragolpes disimulados, grandes faros, un parabrisas más inclinado y los bajos con protecciones plásticas en negro. En el lateral destaca la cintura alta, que se prolonga en el portón, con la rueda de repuesto por fuera y los pilotos en vertical, como toque vanguardista.

Pero, al margen de la imagen, se ha aumentado la rigidez del chasis un 50% y se ha afinado la aerodinámica. Y todo esto, unido a la tracción 4×4 inteligente y unas suspensiones más refinadas, ha mejorado el comportamiento dinámico, la comodidad y sobre todo la sonoridad, ahora equiparables a las de un buen turismo.

Amplio y flexible por dentro

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Pero lo mejor de este Honda es el interior. Aplica las soluciones del Civic para comprimir la mecánica delante y acortar el morro cinco centímetros, que se destinan al habitáculo. Y ha crecido otros tres centímetros en anchura. El resultado es un interior muy desahogado: buenas plazas y asientos más grandes delante, y unas traseras para tres adultos con sitio incluso para estirar las piernas. Pero, al contrario que el Civic, añade soluciones de los monovolúmenes que refuerzan su funcionalidad. El asiento de atrás se divide en dos partes plegables por separado. Y cada una se mueve en longitud y tiene cinco posiciones de respaldo. Así se puede ampliar un maletero de por sí enorme (527 litros), punto débil del CR-V anterior, o reclinar el respaldo para una cabezada. Además, al plegar los asientos el piso queda plano, lo que facilita la carga.

El sentido práctico se completa con muchos huecos por todas partes: bandeja en el salpicadero, portagafas en el techo, un hueco muy grande en la consola y otro bajo el equipo de música, bolsas laterales en las cuatro puertas y detrás de los respaldos delanteros, cajón debajo del asiento del pasajero... Hay también accesorios originales, como una bandeja plegable entre los asientos delanteros o un compartimento bajo el piso del maletero para dejar lo que se ensucia en el campo. Además, el portón tiene dos huecos más por dentro, permite abrir la luna de forma independiente y dispone de una base más baja que exige menos esfuerzo al cargar.

Versión única

El CR-V sólo se ofrece con motor 2.0 16v. de 150 CV, más que suficiente para viajar. Cuesta 26.800 euros con cambio manual de cinco marchas, aunque hay un automático de cuatro (1.000 euros más). Los dos se venden en acabado ES, que justifica en parte unos precios altos con un completo equipamiento: cuatro airbags, ABS, climatizador, radio-CD, cuatro elevalunas eléctricos, techo solar, tres años de garantía... Hay pocas opciones, salvo el navegador, y se echa de menos el control de estabilidad ESP. Y hasta 2004 no llegará el nuevo turbodiésel de Honda, un 2.2 de 150 CV.

Conclusión

Un todoterreno ligero muy moderno y funcional: línea atractiva, interior muy amplio, maletero enorme y mucho sentido práctico. Además añade un buen motor de gasolina, un completo equipo de serie y un comportamiento equilibrado en asfalto y campo. El nuevo Honda CR-V es un familiar muy versátil que sirve para todo.

En la línea del CR-V destaca el frontal, que tiene un aspecto sólido e imponente. El lateral es más convencional y detrás destaca la rueda de repuesto, que va por fuera para no restar capacidad al maletero.ENRIQUE BROOKING

AL DETALLE

- LA MEJOR PROPUESTA EN GASOLINA Como el CR-V no tiene turbodiésel, sólo compite con los 4×4 ligeros de gasolina. Los precios son similares a los de sus rivales, salvo el Hyundai Santa Fe 2.4, que cuesta 4.000 euros menos. Pero aporta un interior más desahogado y con más soluciones prácticas que todos ellos. Además tiene un moderno motor de gasolina que gasta lo justo, acelera muy bien y ofrece unas prestaciones superiores, aunque corre menos y consume algo más que el RAV 4. A cambio es más grande por fuera y por dentro que el Toyota, y también más práctico como familiar. Y tiene el equipo de serie más completo entre los 4×4 ligeros. - PRÁCTICO, MODERNO Y AUSTERO El CR-V tiene un interior triste y abusa de los tonos grises, pero el diseño es moderno y muy práctico. La posición del freno de mano en la consola frontal, integrado en el lado izquierdo, deja espacio libre entre los asientos delanteros para pasar atrás sin bajar del coche. Además, en esa zona lleva una bandeja plegable con huecos para refrescos, muy práctica para dejar cosas. La modularidad de las plazas traseras es otra de las ventajas de este coche. Los respaldos se reclinan en cinco posiciones y las banquetas se regulan hasta 19 centímetros en longitud. Así se puede descansar con el asiento casi tumbado o ampliar el maletero, que es muy grande y lleva en el piso una mesa de pic-nic desplegable. La zaga tiene un aspecto moderno y vanguardista, integra bien los paragolpes y la rueda de repuesto, y permite abrir la luneta por separado.

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