Prejuicios
Hace unos días, el catedrático Marc Carrillo publicaba en su periódico un artículo titulado La formación de los jueces. Creo que hay desinformación o prejuicios en lo que escribe.
Ahí están esos lugares comunes -como en otros muchos asuntos- tan difíciles de erradicar. Desde la cantinela de la legitimidad democrática -qué se puede esperar de un político jacobino, al estilo del señor Guerra- a la de opositor y juez autómata, encerrado en su torre de marfil.
Tengo 45 años, casado, dos hijos, soy fiscal. La mayoría de los compañeros en mi destino -y en el escalafón- son más j...
Hace unos días, el catedrático Marc Carrillo publicaba en su periódico un artículo titulado La formación de los jueces. Creo que hay desinformación o prejuicios en lo que escribe.
Ahí están esos lugares comunes -como en otros muchos asuntos- tan difíciles de erradicar. Desde la cantinela de la legitimidad democrática -qué se puede esperar de un político jacobino, al estilo del señor Guerra- a la de opositor y juez autómata, encerrado en su torre de marfil.
Tengo 45 años, casado, dos hijos, soy fiscal. La mayoría de los compañeros en mi destino -y en el escalafón- son más jóvenes. Me miro al espejo y no veo un bicho raro. Corrí delante de la policía franquista. Yo también fui a la Escuela Judicial (para el articulista parece un invento catalán). Leo EL PAÍS a diario. Soy profesor asociado de Filosofía del Derecho. Leo a Baroja y Steiner, escucho a Mozart y a Massive Attack.
No sé qué más puedo hacer. Pero, cuando quiera, señor Marc, hablamos de cómo se forman, cómo opositan y qué legitimación democrática tienen los catedráticos de Universidad.