La retirada de Roseana Sarney anima la pugna electoral en Brasil

Roseana Sarney, hija del ex presidente de la República y novelista José Sarney, ex gobernadora del Estado de Maranón, ha tirado la toalla como precandidata a las presidenciales del próximo otoño en Brasil, arrastrada por un escándalo de corrupción. Era la primera vez que una mujer se disponía a disputar la presidencia brasileña y su partido político, el poderoso Partido Frente Liberal (PFL), que representa a la derecha, había jugado con ella todas sus cartas. Apodada la estrella televisiva, Sarney había salido con fuerza al escenario al colocarse en el segundo puesto tras el líder histó...

Roseana Sarney, hija del ex presidente de la República y novelista José Sarney, ex gobernadora del Estado de Maranón, ha tirado la toalla como precandidata a las presidenciales del próximo otoño en Brasil, arrastrada por un escándalo de corrupción. Era la primera vez que una mujer se disponía a disputar la presidencia brasileña y su partido político, el poderoso Partido Frente Liberal (PFL), que representa a la derecha, había jugado con ella todas sus cartas. Apodada la estrella televisiva, Sarney había salido con fuerza al escenario al colocarse en el segundo puesto tras el líder histórico del Partido de los Trabajadorees (PT), el izquierdista Luiz Inácio da Silva, Lula.

La candidata del PFL pareció enseguida imparable. Tenía todos los ingredientes para ser una candidata popular: es joven, televisiva, gobernadora, mujer y pertenece a la aristocracia de una de las familias más poderosas políticamente de este país. Y para el voto popular poco importaba que se presentara sin ningún programa de gobierno. Era su cara a la que la gente votaba.

Ocurrió, sin embargo, que la luna de miel de Roseana duró poco. A los pocos días de lanzar el Gobierno a su candidato oficial, el ex ministro de Sanidad José Serra, la policía entró en las oficinas de la empresa Lunus, del marido de Roseana, Jorge Murad, donde encontraron en billetes 1.300.000 reales (unos ochocientos mil euros), que ni él ni su mujer supieron explicar el origen. La justicia ha encontrado indicios de que Lunus podría estar vinculada a la empresa pública encargada de gestionar el desarrollo de la región de la Amazonia y que fue disuelta por el Gobierno por escándalos de corrupción.

Sarney ha intentado demostrar que todo se ha tratado de un juego sucio del Gobierno brasileño para acabar con ella y favorecer así a Serra. Pero el partido le pidió el sábado que renunciara a su candidatura.

El PFL ya no tiene posibilidades de presentar a otro candidato propio y es una poderosa máquina de votos. ¿A quién se los dará? Parte del partido, despechado, ya ha anunciado su voto a Lula. ¿Lo harán? Todo apunta a que una vez más la gran contienda presidencial va a ser entre el eterno candidato del PT, que se presenta por cuarta vez, y el candidato del Gobierno. Mucho dependerá de por quién se inclinen esta vez los poderosos medios de comunicación, sobre todo la televisión, la gran hacedora de votos en este país.