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Año nuevo para la banca japonesa

El 31 de marzo concluyó el año fiscal 2001 japonés iniciándose un nuevo ejercicio en el que la situación del sistema financiero parece algo menos desesperada que hace unos meses. La Bolsa japonesa registró durante marzo los niveles máximos del año, lo que habrá ayudado a minorar las minusvalías latentes que se preveían en las carteras de renta variable de las entidades financieras. La puesta en marcha de un organismo que se encargará de comprar los excedentes en acciones que los bancos japoneses aún tienen en sus balances debería contribuir a acentuar la reducción de su exposición a la evoluci...

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El 31 de marzo concluyó el año fiscal 2001 japonés iniciándose un nuevo ejercicio en el que la situación del sistema financiero parece algo menos desesperada que hace unos meses. La Bolsa japonesa registró durante marzo los niveles máximos del año, lo que habrá ayudado a minorar las minusvalías latentes que se preveían en las carteras de renta variable de las entidades financieras. La puesta en marcha de un organismo que se encargará de comprar los excedentes en acciones que los bancos japoneses aún tienen en sus balances debería contribuir a acentuar la reducción de su exposición a la evolución de la Bolsa.

El inicio del nuevo año fiscal ha coincidido con la eliminación paulatina de la garantía pública a la totalidad de los depósitos de la banca japonesa, que quedará reducida a 10 millones de yenes. El generoso seguro de depósitos vigente hasta marzo se mantuvo de manera 'transitoria' durante los últimos seis años y pretendía evitar que una situación de pánico bancario pusiera aún más difíciles las cosas al maltrecho sistema financiero japonés. A partir de abril, los depositantes deberían ejercer un mayor grado de disciplina sobre los bancos, premiando con su confianza a aquéllos a los que se considere en mejor situación financiera para restituirles sus ahorros. Como suele ser habitual en este tipo de episodios, se ha observado un trasvase de los depósitos a plazo hacia activos más seguros, como los depósitos a la vista (que mantienen la total garantía del Gobierno japonés hasta el año próximo) y hacia los bancos de mayor tamaño, considerados más solventes.

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A pesar de lo anterior, el sistema financiero japonés está muy alejado de haber superado los problemas estructurales que le han atenazado en la última década. De hecho, las recientes subidas de la Bolsa han sido apoyadas por medidas como el reforzamiento de las restricciones a las posiciones cortas (vendedoras) en acciones. Por otro lado, la eliminación de la garantía pública sobre los depósitos a la vista no se producirá hasta marzo de 2003, por lo que hasta entonces no se verá plenamente su efecto sobre el conjunto del sistema financiero, especialmente sobre los bancos más pequeños. Por último, el volumen de préstamos morosos (37 billones de yenes a septiembre de 2001, según cifras oficiales) sigue aumentando, lo que denota que el ritmo de eliminación de estos préstamos sobre el balance de las entidades es claramente insuficiente. Por tanto, habrá que prestar especial atención a los resultados de las inspecciones especiales que la supervisión bancaria japonesa está llevando a cabo y que se darán a conocer probablemente la semana que viene.

Carmen Hernansanz es economista-jefe de Banca, Sistema Financiero y Nueva Economía del Servicio de Estudios del BBVA.

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