Fontcalent coloca la primera pulsera que controla a reos de tercer grado
La prisión alicantina de Fontcalent colocó ayer a un interno la primera pulsera electrónica que le permitirá pernoctar fuera del recinto penitenciario. El artilugio, del que el recluso no puede desprenderse, se coloca en la muñeca o en el tobillo, y permite a Instituciones Penitenciarias controlar el paradero de los internos que disfrutan de un régimen de semilibertad, según explicó ayer Santiago de las Heras, director de Fontcalent.
Esta medida, aplicada por EE UU a su población reclusa desde hace años con notable éxito, facilitará la integración social de los internos de tercer grado,...
La prisión alicantina de Fontcalent colocó ayer a un interno la primera pulsera electrónica que le permitirá pernoctar fuera del recinto penitenciario. El artilugio, del que el recluso no puede desprenderse, se coloca en la muñeca o en el tobillo, y permite a Instituciones Penitenciarias controlar el paradero de los internos que disfrutan de un régimen de semilibertad, según explicó ayer Santiago de las Heras, director de Fontcalent.
Esta medida, aplicada por EE UU a su población reclusa desde hace años con notable éxito, facilitará la integración social de los internos de tercer grado, esto es aquellos que cumplen la última fase de su condena y sólo están obligados a dormir en la cárcel.
El aparato emite unas pulsaciones que a su vez son registradas por un receptor colocado en el teléfono de la vivienda del afectado. Esta información es recogida por el ordenador central de la Dirección de Instituciones Penitenciarias, que controla el paradero del interno.
La Junta de Tratamiento de Fontcalent, con el visto bueno de Instituciones Penitenciarias, ha aprobado ocho peticiones de internos que se han acogido a este sistema. Cerca de un centenar de reclusos de Fontcalent disfruta del régimen abierto, según de las Heras.