Madrid y Valencia ganan un metro crucial

El Madrid y el Valencia ganaron un metro de ventaja que puede ser decisivo ahora que apenas queda tiempo para recuperarse de los errores. El Barcelona cometió uno muy grave, está fuera de la pugna por el título y puede que se vea obligado a apostar la temporada a la Copa de Europa, pues tendrá muchas dificultades para alcanzar uno de los cuatro primeros puestos. Además, el Madrid y el Valencia están fuera de tiro del Deportivo, que empató en Anoeta frente a una revitalizada Real Sociedad. Con sólo tres partidos de perspectiva -los que ha dirigido Olabe-, causa perplejidad el terco apoyo que di...

El Madrid y el Valencia ganaron un metro de ventaja que puede ser decisivo ahora que apenas queda tiempo para recuperarse de los errores. El Barcelona cometió uno muy grave, está fuera de la pugna por el título y puede que se vea obligado a apostar la temporada a la Copa de Europa, pues tendrá muchas dificultades para alcanzar uno de los cuatro primeros puestos. Además, el Madrid y el Valencia están fuera de tiro del Deportivo, que empató en Anoeta frente a una revitalizada Real Sociedad. Con sólo tres partidos de perspectiva -los que ha dirigido Olabe-, causa perplejidad el terco apoyo que dio el club a Toshack, que buscó refugio en San Sebastián, donde generó una fascinación incomprensible y dañina, recibió galones excesivos, se le permitieron dudosos fichajes y su soberbia fue directamente proporcional a los lamentables resultados.

El Madrid ganó en Sevilla con poco juego y un gol feo. Pero el partido no estaba para alardes. El Sevilla decidió apelar a la violencia y al victimismo. Sus jugadores pegaban por un lado y se quejaban por otro. Y pegaban con saña, con la voluntad de intimidar al Madrid, que acabó con Solari, Raúl y Zidane lesionados. Fue el típico partido en el que los árbitros deben proteger a los jugadores, pero no fue el caso: el hombre asistió complacido a la cacería. El Madrid, que no está para grandes cosas, se sintió abrumado y dio gracias por su victoria en medio de la gresca.

Sólo el Valencia resiste el paso del líder. Por las extrañas razones que presiden el fútbol, el jugador que lo está salvando es uno poco querido por su entrenador. El último mes de Aimar confirma todas las expectativas que había generado. Por desgracia, ha sido un futbolista sufriente: no recibió el aprecio de Cúper ni tampoco el de Benítez, que ha hecho saber numerosas veces la opinión que tiene de él. Aimar se ha sentido más suplente que titular, en la desagradable situación de tener que confirmarse en cada intervención. Ahora se dedica a sacar a su equipo del atolladero. Lo hizo frente a Osasuna y lo repitió en Tenerife con un golazo.

La jornada ratifica la fortuna del Athletic por haber llegado a este punto a salvo de problemas. Después de recibir seis goles frente al Celta le cayeron cinco ante el Villarreal. Cada uno de sus partidos es una catástrofe. Lo mismo puede decir el Rayo, de nuevo machacado por los árbitros. Frente al Betis marcó un gol legal en el último minuto, pero se le invalidó con una ligereza indignante. Podría haber valido la permanencia.