Toxicología alerta sobre unos 'piercing' peligrosos

Los objetos, hallados en Fuenlabrada, tienen dos pilas y emiten luz

El Ayuntamiento de Fuenlabrada se ha incautado en un establecimiento local de 50 piercings equipados con pequeños dispositivos que emiten luz y que contienen dos pilas de tipo botón. El Consistorio actuó tras la denuncia de una madre que vio cómo su hija llevaba el artilugio inserto en la lengua como reclamo estético. Suele lucirse para epatar en discotecas y locales con poca luz. El Instituto Nacional de Toxicología alerta del riesgo de envenenamiento que pueden sufrir quienes lleven este piercing.

Un piercing es un ...

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El Ayuntamiento de Fuenlabrada se ha incautado en un establecimiento local de 50 piercings equipados con pequeños dispositivos que emiten luz y que contienen dos pilas de tipo botón. El Consistorio actuó tras la denuncia de una madre que vio cómo su hija llevaba el artilugio inserto en la lengua como reclamo estético. Suele lucirse para epatar en discotecas y locales con poca luz. El Instituto Nacional de Toxicología alerta del riesgo de envenenamiento que pueden sufrir quienes lleven este piercing.

Un piercing es un pequeño objeto de metal o plástico que, por motivos estéticos, algunas personas llevan sujetos en distintas partes de la cara, en la boca o en el ombligo. El pasado día 18, una mujer acudió al Ayuntamiento fuenlabreño para alertar de que su hija, menor de edad y cuya identidad no ha revelado el Consistorio, se había puesto, en un establecimiento de la localidad, un piercing que emitía una luz de colores.

'La mujer pensó, con razón, que el objeto era peligroso para la salud de su hija. Vino a preguntarlo y a saber si era legal su venta', explica José María Domínguez, edil de Salud y Consumo de Fuenlabrada.

El Ayuntamiento mandó a sus inspectores al local y requisó el lote de 50 piercings luminosos que encontró allí. 'Lo cierto es que existe un vacío legal. Ninguna ley dice qué piercings pueden ponerse y en qué condiciones. En este caso, intervinimos porque era evidente el riesgo para la salud de los usuarios', explica Domínguez.

Dos unidades del producto fueron enviadas al Instituto Nacional de Toxicología, que, en su informe, alerta de la toxicidad del producto. 'Las pilas contienen sales de cadmio y plomo que pueden provocar el envenenamiento de los usuarios al mezclarse con la saliva o en caso de ingestión accidental', explica José Cabrera Forneiro, jefe del servicio de Información de Toxicología.

El Consistorio intenta averiguar ahora qué empresa suministra el producto a los establecimientos de tatuajes y piercings. 'La tienda dispone de 10 días para presentar alegaciones y decirnos a quién se los compró. Por el momento, no ha querido decírnoslo', explica Domínguez.

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EL PAÍS no ha logrado contactar con la tienda donde fueron incautados los productos. Según otros establecimientos consultados, los piercings luminosos empezaron a verse hace un año en la región, aunque todos ellos niegan venderlos porque es un producto 'poco apreciado' por los usuarios.

Una actividad sin regular por ley

Deslumbrar con sólo abrir la boca. Ésta era, según parece, la intención de la joven de Fuenlabrada que se puso un piercing luminoso en la boca. La controvertida pieza es de acero y mide unos tres centímetros de longitud. En un extremo, del tamaño de un hueso de aceituna, hay una pequeña pantalla circular que emite una luz de colores. Los usuarios colocan esta parte encima de la lengua. En el interior de esa parte del artilugio, se colocan dos pilas botón de unos cinco milímetros de diámetro. El resto del piercing es una varilla de unos tres centímetros que acaba en otra pequeña esfera que, mediante otra rosca, hace de cierre. La varilla pasa por el agujero hecho en la lengua. En la región hay unos 30 establecimientos que implantan piercings, una moda que se ha consolidado en los últimos cinco años. Sin embargo, ninguna ley estatal o autonómica regula en qué condiciones deben ser colocaldos ni qué tipo de piercings son saludables y cuáles, como los ahora retirados, son peligrosos para la salud. El Ayuntamiento de Madrid aprobó en enero de 2000 una ordenanza que obliga a quienes implanten un piercing a tener formación de auxiliares de enfermería. Esta norma también regula la esterilización del material utilizado, pero no dice nada sobre qué piercings pueden ser perjudiciales. Otros municipios de la región, como Fuenlabrada, no han aprobado ninguna norma que regule esta actividad. Sin embargo, el Ayuntamiento de esta localidad cree que 'es la Comunidad la que debería aprobar una ley. La implantación de un piercing no deja de ser una pequeña intervención quirúrgica que debe ser regulada en toda su extensión', explica José María Domínguez, edil de Salud y Consumo de Fuenlabrada. La Consejería de Sanidad, sin embargo, declaró ayer que 'son los ayuntamientos los que deben regular esta actividad'.

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